En su conferencia de prensa mañanera del 26 de julio, el presidente López Obrador aclaró que no tendrá injerencia en la elección del candidato presidencial de Morena. Si hay algo en el que las “corcholatas” presidenciales coinciden es que haya piso parejo para 2024.
La declaración se puede interpretar como una llamada de atención para Marcelo Ebrard, quien el fin de semana puso en marcha una operación política para que su coordinadora de campaña, Lucía Mícher, exigiera un acuerdo como el que se dio entre el Canciller y AMLO en 2011.
“Ya no hay dedazo. El presidente ya no tiene un candidato o candidata predilecta. ¿Quién va a decidir? El pueblo, y ya no hay que temerle al pueblo y no estar pensando, eso es un consejo, que van a funcionar las estrategias de siempre, no se puede poner vino viejo en botellas viejas”, recalcó López Obrador.
Agregó que los dados no están cargados ni existen cartas marcadas para ningún candidato, “Se tiene que buscar la democracia siempre. Más si se viene de una lucha opositora, una lucha por la democracia como es el caso al que yo pertenezco porque tengo licencia”.
Además, el presidente añadió que la tradición de la subcultura antidemocrática en México es tanta que se piensa que es el presidente quien tiene que señalar al candidato presidencial del partido en el poder.
“No va a haber señal, la señal la va a dar la gente y es muy sencillo. En el caso de los candidatos a la presidencia: encuesta y lo que diga la gente. Y yo voy a apoyar al que gane la encuesta y también, cuando se habla de que no hay piso parejo, eso es un menosprecio a la gente, porque ya nadie se deja manipular, que no se use eso como excusa.”, subrayó Obrador.
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