El pasado lunes, en Oklahoma, dos policías se presentaron en la residencia del anciano Anthony Goulding, de 82 años, para entregar una orden de desalojo. Lo que comenzó como un procedimiento rutinario se tornó en tragedia cuando Goulding, en un acto desesperado, se roció con gasolina y se prendió fuego frente a las autoridades.
Las cámaras corporales de los oficiales registraron el momento angustiante en el que Goulding, atrincherado en una habitación, arroja gasolina sobre el suelo y él mismo. De inmediato, una oficial trató de quitarle al hombre el líquido inflamable y el encendedor con el que intentaba iniciar el fuego. Sin embargo, el anciano le arrojó gasolina, por lo cual la mujer retrocedió para ponerse a salvo.
Los oficiales de policía logaron sacar del departamento a la esposa de Goulding, quien sufre de la enfermedad de Parkinson, antes de que el incendio se propagara. Aunque trataron de regresar y sacar al anciano, sus esfuerzos fueron inútiles ante la propagación de fuego. Anthony Goulding y su mascota murieron en el lugar.
Uno de los agentes sufrió quemaduras leves, recibió atención médica y fue dado de alta.
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