El también llamado “voto ausente” saltó al primer plano de la discusión política en las elecciones de Estados Unidos, con los republicanos denunciando que aumenta las posibilidades de fraude y los demócratas acusando a sus rivales de querer reprimir el derecho a sufragar.
El voto por correo no es un asunto inusual en Estados Unidos: existe desde que, en la guerra civil, los legisladores quisieron permitir que los soldados votaran desde el campo de batalla para las elecciones de 1864.
Desde entonces, los diferentes estados han establecido esta modalidad como un salvavidas para aquellos ciudadanos que no pudieran estar en su lugar de votación el día de las elecciones o que, por algún motivo, no pudieran votar en persona.
Pero quizás nunca había sido tan útil como en 2020 cuando, en plena crisis sanitaria por el Covid-19, el miedo por el creciente número de contagios alejó a muchos ciudadanos de las urnas para evitar las largas filas y las aglomeraciones.
La elección presidencial de 2020 está en camino de batir todos los récords posibles debido a la pandemia, incluida la participación ciudadana.
Pero ese interés adicional también despertó polémica: los partidos políticos, ávidos por captar votantes, se han atacado mutuamente con el voto por correo como centro de la discusión.
Los datos históricos muestran que los demócratas tienden a votar más por correo que los republicanos.
El presidente republicano Donald Trump, relegado en las encuestas, ha atacado esta modalidad en repetidas ocasiones, argumentando que podría conducir a un fraude generalizado.
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