CIUDAD DE MÉXICO.- El resultado de las pruebas realizadas por la Fiscalía mexiquense y de la PGR determinaron que la bala que fue extraída del cuerpo de Adolfo Lagos Espinosa, por sus características balísticas, fue disparada por el arma de su escolta, quien maneja la camioneta que lo cuidaba.
Sin embargo, la Fiscalía del Estado de México aseguró que continuarán las investigaciones correspondientes y se realizarán todas las diligencias necesarias para el total esclarecimiento de estos hechos.
Lagos fue asesinado el domingo pasado cuando viajaba en su bicicleta en la carretera Tulancingo-Pirámides.
Durante la tarde y noche del domingo, así como en las primeras horas y gran parte de ayer, personal ministerial y pericial, tanto de esta FGJEM como de la PGR llevaron a cabo inspecciones en la carretera Tulancingo-Pirámides, lugar donde fue lesionada la víctima.
En este sitio fue realizada una reconstrucción de los hechos, en la que participaron en calidad de testigos, las dos personas encargadas de la seguridad de la víctima, los cuales viajaban en una camioneta a pocos metros detrás en el momento en que la víctima resultó lesionada.
A la par de estas diligencias se ordenó llevar a cabo un análisis de planimetría, se buscaron indicios balísticos, se realizó una prueba pericial de mecánica de hechos y también pruebas de balística.
Tras las diligencias se encontró que en el lugar de los hechos, hasta el momento se han localizado siete casquillos, los cuales, luego de las pruebas realizadas, se ha podido establecer que son 9mm y corresponden a las armas de las dos personas encargadas de la seguridad de la víctima.
Los exámenes de balística concluyeron que todos los casquillos percutidos en la escena del crimen corresponden a las armas 9 milímetros que portaban los dos escoltas de Adolfo Lagos Espinoza. Y una de estas armas fue la que mató al directivo de Televisa.
Solamente hay tres testigos del crimen de Adolfo Lagos Espinoza: Un compañero de trabajo y sus dos escoltas.
Versión de lo ocurrido
Los hechos se registraron sobre la carretera Tulancingo Pirámides, y según el relato de los testigos y el resultado de las pruebas periciales esto fue lo que habría sucedido:
El señor Lagos y su acompañante circulaban sobre la orilla de la carretera en sus bicicletas, dos escoltas los seguían a distancia en una camioneta gris. De una nopalera salieron dos hombres y empezaron a forcejear con el señor Lagos y su acompañante, presuntamente, para robarles las bicicletas.
Una de estas personas portaba un arma de fuego, momento en el cual los escoltas tratan de intervenir, primero el copiloto se baja de la camioneta y acciona, en un primer momento su arma de fuego, después lo hace igualmente el otro escolta, el piloto, una vez que detienen la camioneta.
Uno de los escoltas hizo 12 disparos y el conductor de la camioneta, al bajar para apoyarlo, no puso el freno de mano y la camioneta siguió avanzando, empujando al señor Lagos. Hasta este punto se desconoce si la víctima ya había recibido el impacto de arma de fuego.
En el momento en que los delincuentes tratan de huir, los escoltas de la víctima aseguran que hubo un intercambio de disparos con los delincuentes, pero hasta ahora pericialmente no se han encontrado rastros de los casquillos percutidos por los delincuentes, ni rastros de sangre de ellos.
Tras la huida de los asaltantes, los escoltas trasladaron a Lagos al hospital Polanco en Coacalco, Estado de México, donde murió.
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