El grupo cívico Observatorio Ciudadano de Tulum publicó el viernes fotografías de pancartas escritas a mano colocadas en un mercado en la localidad, firmadas por un grupo narcotraficante conocido como Los Pelones.
En el letrero se leía que el ataque a tiros “fue un aviso para que vean sí cumplimos, se alinean o vamos a seguir cerrando lugares como la Mini Quinta”, una presunta amenaza para que los propietarios paguen extorsiones a cambio de protección.
“Acá controlamos nosotros”, decía la pancarta. El grupo delictivo, parte del Cártel del Golfo, extorsiona desde hace tiempo a bares y centros nocturnos en Cancún, pero al parecer ha extendido sus operaciones más hacia el sur, a Playa del Carmen y Tulum.
Los homicidios han cambiado la reputación de Tulum de ser una localidad tranquila y discreta sin las aglomeraciones ni problemas de Cancún.
Después de la balacera, el turista estadounidense James Graham dijo que había venido a Tulum con la idea de posiblemente comprar una propiedad para rentarla en AirBnB.
“En este momento no estamos tan seguros si vamos a comprar nada aquí”, señaló Graham.
“Creo que lo que fue sorprendente es que creíamos que este tipo de delito no necesariamente ocurriría donde se ubican las principales zonas turísticas, porque son una parte muy grande de la economía”, declaró Graham. “Uno pensaría”, agregó, que las autoridades serían muy cuidadosas “de asegurarse de saber que los turistas se sienten muy seguros de venir aquí”.
Pero los indicios de que la situación se salió de control desde hace meses ha cambiado el panorama. En junio, dos hombres fueron asesinados a tiros en la playa en Tulum y una tercera persona fue herida.
