Alrededor de un millón de personas, según los organizadores, reivindicaron la autonomía respecto a España y el derecho a referéndum
BARCELONA, España.- El independentismo catalán volvió a mostrar músculo, aunque perdió algo de tono, durante cinco concentraciones multitudinarias en otras tantas ciudades de Cataluña.
Según los organizadores, un millón de personas estuvieron presentes en Lleida, Salt, Berga, Tarragona y Barcelona. Para la Policía fueron 800 mil y para la delegación del gobierno español, unos 370 mil.
El año pasado, cuando se concentró todo en Barcelona, la Policía estimó un millón 400 mil asistentes.
“Ya es hora de quien debe tomar nota lo haga, porque esto ha venido para quedarse y la gente está movilizada hasta el final”, dijo el presidente de la Generalitat después de asistir a la demostración en Salt, Girona.
Carlos Puigdemont se transformó así en el primer mandatario catalán en concurrir al acto secionista. Su antecesor, Artur Mas, estuvo por primera vez ayer.
“Estos sólo puede acabar bien si se acaba en las urnas”
“Estos sólo puede acabar bien si se acaba en las urnas”, dijo Jordi Sánchez, de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), uno de los dos oradores principales de la concentración de Barcelona.
En su discurso reivindicó la realización de un referéndum y dijo que cuando ocurra se aceptará el resultado, pues son demócratas.
Lejos de los líderes independentistas nacionalistas y de la izquierda, se ubicó la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien apoya un referéndum aunque nunca se ha manifestado a favor de la independencia.
De hecho, el viernes pasado su colectivo político participó junto a los partidos de izquierda soberanistas en la conmemoración del 40 aniversario de la primera Diada. El partido nacionalista de Mas y Puigdemont fue excluido. De esa manera quedaron en evidencia las fracturas dentro del movimiento soberanista y las distintas variantes que se plantean a la hoja de ruta acordada hace casi un año.
En estos días Puigdemont, deberá pasar una moción de confianza en el Parlament y de superarla podría tener el camino abierto para convocar unilateralmente a un referéndum, paradójicamente con la oposición de su partido pero con el apoyo de los radicales de izquierda.
La cuestión catalana también es moneda de cambio para la formación de un gobierno en España, pues el PP de Rajoy podrá apelar a la necesidad de una mayoría en pos de preservar la unidad española, en caso de que la ruptura catalana se acelere.
Foto: El País
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