Un condado de 400 mil habitantes ubicado a unos 150 kilómetros de la capital china, se han detectado al menos una docena de casos vinculados al brote de la capital, ha quedado completamente confinado como medida de precaución.
En la metrópoli, siete nuevos contagios elevan ya a 318 los casos confirmados desde que se encontró el primer diagnóstico el pasado día 11.
Ante esta situación, desde este fin de semana el condado de Anxin, al sur de Pekín en la provincia de Hebei, ha anunciado que todos sus habitantes, con la excepción de los trabajadores considerados esenciales, deberán permanecer en sus domicilios hasta nuevo aviso.
Únicamente podrá salir una persona por familia al día, para comprar alimentos y para desplazarse, estas personas tendrán que someterse a un control de temperatura y mostrar a través de una aplicación de móvil que no presenta síntomas de la enfermedad ni ha estado cerca de algún contagiado.
Cada barrio y cada complejo de viviendas impedirán el paso a quienes no residan en ellos.
Las medidas implementadas en Anxin son similares a las que se adoptaron al comienzo de la pandemia en Wuhan y su provincia, Hubei, en el centro de China. Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes, permaneció bloqueada durante 76 días, del 23 de enero al 8 de abril.
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