Los estados de Washington, Oregón y California, del noroeste del Pacífico de Estados Unidos, han sido advertidos de que una fuerte corriente en chorro sobre el Océano Pacífico podría estar a punto de lanzarles un “ciclón bomba”.
Si bien el nombre suena alarmante, el fenómeno es relativamente común en América del Norte y el término, que fue acuñado en 1980, ha sido criticado por algunos meteorólogos por ser inútilmente sensacionalista e inspirar un pánico innecesario.
“Bombogénesis es el término técnico. ‘Ciclón bomba’ es una versión abreviada, mejor para las redes sociales”, ha dicho el experto en meteorología Ryan Maue.
“Los impactos reales no serán una bomba en absoluto. No hay nada que explote o detone”.
La ocurrencia, también conocida como ciclogénesis explosiva, equivale esencialmente a un sistema de tormentas en rápido desarrollo, distinto de un huracán tropical porque ocurre en latitudes medias donde los frentes de aire cálido y frío se encuentran y chocan, en lugar de depender de las cálidas aguas del océano a fines del verano para alimentarse.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) dice que el proceso tiene lugar cuando “un ciclón de latitudes medias se intensifica rápidamente, cayendo al menos 24 milibares en 24 horas”, citando la medida utilizada para registrar la presión atmosférica (la fuerza ejercida por el peso del aire).
Como un ciclón convencional, un ciclón bomba es el producto de un sistema de baja presión, donde la presión atmosférica es menor al nivel del mar que en el área circundante. El aire que ingresa al sistema desde la superficie de la Tierra gira en la misma dirección que la Tierra cuando se eleva, arrastrando vientos arremolinados en su base y creando el ciclón.
Mientras el aire continúe subiendo a la cima más rápido de lo que se puede reemplazar en la parte inferior, la presión seguirá bajando.
Al igual que con un huracán, una presión de aire más baja produce una tormenta más fuerte, lo que resulta en fuertes vientos, lluvias intensas o condiciones de ventisca dependiendo de la temperatura del aire circundante, siendo los ciclones de bombas más comunes en Estados Unidos a fines del otoño y principios de la primavera, cuando las condiciones más frías son prevalentes pero no dominante.
Actualmente, se pronostican vendavales de 60 a 70 millas por hora (96 a 112 kilómetros por hora) para la costa oeste de Estados Unidos, según KXLY de Washington.
“Todos los ciclones bomba no son huracanes”, declaró a NBC el científico climático Daniel Swain, de la Universidad de California en Los Ángeles. “Pero a veces, pueden adoptar características que los hacen parecerse muchísimo a los huracanes, con vientos muy fuertes, fuertes precipitaciones y rasgos bien definidos como ojos en el medio.
“Básicamente, los impactos de un ciclón de bomba no son necesariamente diferentes de otros sistemas de tormentas fuertes, excepto que el fortalecimiento rápido suele ser la firma de un sistema de tormentas muy poderoso”.
Se aconseja a las personas preocupadas por mantenerse a salvo, como con cualquier otro pronóstico de tormenta fuerte, que se abastezcan de comida enlatada, agua, suministros de primeros auxilios, una linterna y baterías de repuesto en caso de que se corten las fuentes de alimentación eléctrica.
“Presta atención a los meteorólogos locales, pero comprende que la ocurrencia de un ‘ciclón bomba’ no significa que una tormenta será particularmente apocalíptica”, escribe Rachel Feltman de Popular Science.
“Aún debes estar seguro y preparado, pero eso es cierto para casi cualquier tormenta de invierno”.
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