En pleno Mar de las Hébridas, en la Highlands escocesas, la isla de Rum es naturaleza, mar, montañas e incluso castillos. Un pequeño paraíso de unos 100 kilómetros cuadrados con paisajes asombrosos, representativos de las más bellas estampas de una Escocia casi mágica.
Cascadas, impresionantes acantilados, caballos salvajes en libertad, playas, verdes praderas que se funden con la roca la cordillera, desde la que se divisa la inmensidad de un mar azul y brillante, y Kinloch, el enorme y hermoso castillo que cierra la imagen idílica de una isla que bien podría ser el destino de vacaciones soñado casi por cualquiera.
Un lugar remoto en el que perderse de tanta multitud por unos días. O incluso para vivir y perdérsela por siempre. Porque Rum no quiere convertirse en una isla desierta y se han lanzado a buscar habitantes por Internet.
Actualmente, Rum no posee población autóctona, sino que está habitada por unas 30 personas que viven en el pueblo de Kinloch, en la zona este de la isla.
No hay iglesia ni bar, y solo cuenta con una pequeña escuela, una oficina de correo, una tienda y una sala de reuniones comunitarias.
Así que se han propuesto llenarla de gente y de paso traer negocio y riqueza para que no quede definitivamente despoblada y abandonada.
“Buscamos personas o familias dinámicas dispuestas a encajar en el estilo de vida de la isla y que ayuden en la mejora de esta joven comunidad“
Sus miembros explicaron esto en una página web, en la que ofrecen trabajo y un alquiler barato a todas las personas que quieran vivir en la isla.
En Rum se están construyendo unas casas ‘eco-friendly’ con alquileres “accesibles” (a 495 euros) para los futuros habitantes.
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