Al despedir a Enrique Rocha, sus amigos tienen en mente risas, reuniones para ver el fútbol y pláticas interesantes por su amplia cultura.
Por eso, antes de su cremación en una funeraria del sur de la Ciudad este lunes, sus cercanos afirmaban que no se quedó con ganas de nada, pues vivió intensamente.
“Las anécdotas de él eran gozosas, con él todo era así. Era el concepto de la copa de vino, del buen comer, la buena plática, el análisis de otras novelas y del cine, del que era un amante”, compartió el productor Emilio Larrosa, que acudió a despedirse de él.
Ambos se conocieron desde que eran estudiantes y años después se encontraron en el medio, donde hicieron juntos programas como En Busca de México, donde viajaron por el País, lo que les dio motivos para festejar.
“Era conductor junto con otros artistas, pero nadie la ha visto porque salió en el canal 9 cuando era cultural. Una vez estábamos en Taxco por la serie, nos subimos a un funicular y nos quedamos parados ahí bastante tiempo. Luego festejamos toda la noche porque tuvimos mucho miedo”, contó.
Tras tantas andanzas, las cenizas de “Rochón” reposarán en la iglesia de Czestochowa, en Tecamachalco, donde también están los restos de sus papás y otro hermano.
Sus únicos pendientes fueron reuniones con amigos, como Juan Soler, con quien saldría el miércoles.
“La muerte de los justos es la que se merecía, dejando en nosotros el gran recuerdo y grandes enseñanzas. Fue un caballero en todo el sentido de la palabra, un hombre cabal, una persona afable, divertida. Qué lindo que le recuerden así.
“Fue generoso, un hombre siempre dispuesto a ayudar, siempre con la palabra justa, amable, caballeroso, siempre se dirigió a las mujeres como las devotas, y era una forma cariñosa, chistosa y muy respetuosa que siempre usaba. Se le aprende mucho a un caballero de esa envergadura”, resaltó Soler.
El actor tuvo cerca de 80 créditos registrados en sus 79 años de vida, su verdadera edad, la que fue corregida por su personal.
Su hermana Patricia Rocha recordó que su amplia cultura fue inculcada por su padre, que le contaba datos históricos, lo que con su voz fue un gran atractivo, como reconoció Leticia Calderón.
“Le decíamos ‘Rochón’, ‘la Zona Rocha’… Tenía muchos apodos y anécdotas porque vivió intensamente. Además es la única persona que conozco con esa cultura y ese sentido del humor, ojalá de verdad más hombres aprendan. Siempre he dicho que la cultura y educación matan carita y cartera”, compartió Calderón.
“Con él eran largas pláticas y no te aburrías, sabía de todo, de cualquier tema, chistes, política, países, historia del País. Era fascinante escucharlo. Para mí fue un honor hacer con él Yo Compré a Esa Mujer, las grabaciones eran gozosas, nos deja muchísimas frases y risas”.
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