De política y cosas peores

CIUDAD DE MÉXICO.- Don Chinguetas y doña Macalota fueron a jugar golf. Apenas habían empezado el recorrido cuando una avispa le picó en la mejilla a la señora, con lo que le causó un dolor intenso. Corrió don Chinguetas a la casa club y le pidió al encargado: “¡Dame al botiquín de primeros auxilios! ¡Una avispa le picó a mi esposa!”. Preguntó el tipo: “¿Dónde?”. Contestó don Chinguetas: “Entre el hoyo uno y el dos”. “¡Caramba! -se sorprendió el otro-. ¿Cómo diablos se le metió ahí?”. Los arqueólogos israelíes encontraron el esqueleto de un hombre. Dictaminó uno: “Este hombre murió de un súbito ataque al corazón”. Los demás se asombraron: “¿Cómo lo sabes?”. Explicó él: “Lean este papiro que tenía en la mano. Dice: ‘Le voy a Sansón, y apuesto 5 mil monedas de oro'”. La mujer le informó a su marido: “Quiero que sepas que estoy saliendo con tu mejor amigo”. Preguntó el hombre: “¿Y te va a llevar con él?”. Respondió ella: “No”. Dijo el esposo: “Entonces no es mi mejor amigo”. Ni aun sus más vehementes partidarios podrán negar que López Obrador es impredecible. Después de denunciar por años y años a “la mafia del poder” ahora, de repente, le ofrece una amnistía general, una caritativa absolución. Vuelve otra vez, sin mencionarla, a “la república amorosa”, aquella chupaleta edulcorada y rósea que en otros tiempos esgrimió como prenda de paz para hacer que se olvidaran sus radicalismos, sus extremismos de palabra y obra. A fin de presentar su oferta de perdón y olvido el tabasqueño usó en esta ocasión eso que en gramática y retórica se llama “el nos mayestático”, empleado -dice el diccionario de la Academia- “cuando se aplican a sí mismas el número plural ciertas personas de muy alta categoría, como el rey, el Papa o los obispos”. Así AMLO: habló como si junto con él hablaran otros, cuando es bien sabido que en su movimiento no hay más voz que la suya ni otra imagen aparte de la propia. ¿O acaso consultó con sus bases la decisión de perdonar a los malvados? Por cierto, hay que hacer notar, así sea de pasadita, que en su declaración de bienes López Obrador olvidó mencionar que es propietario y administrador único de un partido político, Morena, institución que creó y de la cual obtiene beneficios después de haber mandado al diablo las instituciones. No gustará a sus seguidores ese intento de de conciliación hecho por su caudillo, que ahora tiende la mano a aquellos a quienes durante tanto tiempo mostró el puño. Tras de su criticada alianza con la CNTE este nuevo desliz haría perder terreno a AMLO si no fuese porque cuenta con un poderoso aliado en su campaña por la Presidencia: el régimen de Peña Nieto, que con sus ineficiencias, sus escándalos y claudicaciones, sigue poniendo a los electores en el trance de ejercer un voto de desesperación y de castigo, voto del cual López Obrador sería el principal usufructuario. Perdido el rumbo, extraviada la razón, encabronados, nos vemos en el inminente riesgo de caer de la sartén al fuego; de ir de peñamala a pejepeor. Y ese “nos” de “nos vemos” no es mayestático. Una mujer acudió a la consulta del dermatólogo. Presentaba grandes excoriaciones en las rodillas y las palmas de las manos. El médico le preguntó si tenía alguna idea acerca del origen de su problema. Explicó la paciente: “Todas las noches mi marido y yo hacemos el amor en la posición que en inglés se denomina ‘doggie style’, o sea de perrito, y eso me hace estar mucho tiempo con las manos y las rodillas apoyadas en la cama”. Le indicó el facultativo: “Según Masters y Johnson hay 124 posiciones para el sexo, y la Iglesia Católica registra 426, de las cuales condena 425. Podrían ustedes usar alguna otra postura”. Replicó la mujer: “No si queremos seguir viendo la televisión”. FIN.

MIRADOR

¿Recuerdas, Terry, amado perro mío, lo que sucedió unos días después de que te fuiste? Aún llorábamos tu muerte cuando una mañana mi nieto José Pablo, que entonces tenía un año, señaló de pronto hacia el jardín y me dijo con sus medias palabras:

-Mila, tito: Tely.

Sentí entonces tu presencia, y supe que de alguna manera seguías con nosotros, cuidándonos y dándonos tu amor. Si eso sentimos con la madre ausente, o con el padre que murió ¿por qué no hemos de sentirlo también con el perro que tanto quisimos y que nos quiso tanto?

Yo te veo en mis sueños, Terry, y estoy seguro de que en tus sueños tú me ves a mí. Seguimos juntos en esa forma de vida que es el sueño, igual que estuvimos juntos en esa forma de sueño que es la vida.

Suéñame, Terry, para poder verte.

Mírame, Terry, para poder soñarte.

¡Hasta mañana!…

 

MANGANITAS

“Desastre olímpico de México”.

Fracasamos en el ring,

en la alberca y en la cancha.

Pero tendremos revancha

en high ball y box spring.

Armando Fuentes

 

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