COZUMEL, Q ROO.- Hermilo Flores Erosa es un empresario que pretende un proyecto turístico para la isla, pero fuera del marco legal, pretende taladrar, dinamitar, horadar, o lo que haga falta para aforar el manto freático, sin presentar Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), sin consultar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), hecho que ha generado la denuncia de Guadalupe Álvarez Chulim ante la dependencia.
La ambientalista, presidenta de la organización Cielo, Tierra y Mar A.C., Guadalupe Álvarez Chulim detalló que ha acudido ante la delegación Quintana Roo de Profepa para hacer la denuncia correspondiente, luego de que el empresario anunciara el inicio de las obras y argumentara en su favor a la generación de empleos y eventuales beneficios para Cozumel. El quid de esta intención, es que ha iniciado con los trabajos, sin realizar antes los trámites ante Semarnat.
PEDIR PERDÓN ANTES DEL PERMISO
El empresario se suma a la práctica que se generaliza en Quintana Roo mediante la cual, se hacen los trabajos sin las MIAs correspondientes, sin hacer los trámites previos y, por ende, sin la autorización de la autoridad correspondiente, para luego esperar de ésta, una sanción la cual, cualquiera que sea el monto, es económica comparada con los ingresos que garantiza para quien delinque.
Cabe recordar que en este momento existen varias denuncias por acciones que obviaron el trámite previo y la autorización, el caso del hotel Me by Melia Cancún es un buen ejemplo de ello.
Las obras que los empresarios han iniciado se ubican en el kilómetro 11+900 de la carretera transversal de Cozumel, en un paraje donde operó una sascabera. Las obras apuntan a habilitar cenotes y cuerpos de agua superficiales para un parque acuático, además de otras construcciones para las cuales, es obligatorio contar con la anuencia de la autoridad.
Efraín Flores Peraza padre del joven empresario ecocida, a quien Álvarez Chulim considera un “vende terrenos”, es conocido en la isla por su actividad que consiste en buscar terrenos dedicados a la explotación de material pétreo para comprarlos y luego modificarlos para venderlos muchas veces más caros; Guadalupe dijo que eso no es ser ejidatario, que hace muchos años hubo esos ejidatarios quienes se dedicaban a cultivar la tierra para luego vender sus productos en la isla.
Subrayó que, con el inicio de los trabajos, los Flores han llegado ya al manto freático, lo cual representa un grave daño a los recursos naturales, a la biodiversidad. La ambientalista recordó que, en su momento, el ingeniero Eduardo Toledo Parra pretendió habilitar un proyecto similar, el cual le fue rechazado por la Semarnat.
La activista recordó que aún y cuando los terrenos donde se pretendan hacer obras se consideren propiedad privada, el artículo 27 de la Constitución determina que el subsuelo y todo lo que hay en él es propiedad de la nación, por lo que, en el caso de obras que representen un impacto, se deben documentar y pedir autorización.
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