La comercialización y consumo de carne de tortuga en Quintana Roo continúa siendo una práctica vigente, principalmente en los poblados alejados de las grandes urbes, de acuerdo con los reportes del Grupo Tortuguero del Caribe.
Gisela Maldonado, experta en tortugas y vicepresidenta del grupo, expuso que en lugares como Holbox y Mahahual se sigue haciendo aprovechamiento de la tortuga marina como recurso pesquero, pese a que se trata de especies protegidas por las normas mexicanas y en categoría de peligro de extinción, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
La bióloga detalló que el consumo de carne históricamente ha sido común en las poblaciones del Caribe mexicano mucho antes de que se descubriera su potencial turístico. Al formar parte de la dieta de miles de locales antes de su prohibición, aún existe gente que consume este alimento por gusto o tradición.
“En Holbox se han identificado sujetos en plena calle comercializando carne de tortuga en hieleras, aunque no se ha podido documentar a fondo por cuestiones de seguridad”, explicó.
Desde 1974 el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca) comenzó a documentar las pesquerías de tortugas marinas en el Caribe mexicano, cuando aún no tenían protección legal, pero ya se advertía el riesgo por sobreexplotación.
Un informe firmado por Raúl Romos Padilla para el Inapesca da cuenta de la práctica cultural del consumo de carne de tortuga en la región, ante la insuficiencia de carne de res para consumo humano a nivel local, además de que sus precios resultaban bajos en comparación con otros tipos de carne.
En los setenta, expone, la tortuga marina era el tercer recurso pesquero más importante después de la langosta y el camarón. Además, su temporada alta coincidía con la veda de langosta, por lo que era extraída por el 95 por ciento de los pescadores de la zona.
La mayor amenaza para las tortugas es el desarrollo costero
Las áreas de captura eran Holbox, Cabo Cantoche, Isla Contoy, Isla Mujeres, Cancún y Banco Chinchorro, con una temporada hábil del 30 de agosto al 1 de abril, es decir, en el periodo fuera de la temporada de anidación.
Sin embargo, Gilsela Maldonado refirió que actualmente el aprovechamiento de la carne, aunque es una práctica ilegal y reprobable, no representa la mayor amenaza para las cuatro especies de tortugas que hay en la zona, sino la presión por el desarrollo costero.
Añadió que cada vez más se ha extendido la conciencia para no consumir ni huevos ni carne de tortuga, pero el desarrollo inmobiliario continúa su curso, impactando las zonas de anidación y la calidad del agua de las costas.
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