Fue en los estados de Nuevo León, Campeche, Tabasco, Yucatán y Estado de México, donde se identificaron los primeros casos de las variantes BQ.1 y BQ.1.1 de Covid-19, denominada “perro del infierno”, informó el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE).
El reporte de vigilancia genómica del InDRE señaló que no es una variante predominante, pues de las secuencias registradas, el 98% son de la variante Omicron y el 2% son otras variantes.
En el desglose por subvariantes, el 45% son de la BA.5, el 20% de BW.1, el 7% de BQ.1, el 5% de BA.4.6, el 1% de BA.2.75, mientras que el 20% son de otras subvariantes de Omicron y el 2% a otras.
El primer caso de “perro del infierno” se reportó en la Ciudad de México a principios de noviembre en una mujer de 36 años y desde entonces se localizó en otras entidades. Se tienen 95 casos en el país. Yucatán concentra la mayoría, con 85 casos positivos.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) designó a BQ.1 y sus sublinajes como variantes de interés desde el 20 de octubre y advirtió sobre un posible aumento de casos de Covid-19 en las próximas semanas o meses.
Consideró que para mediados de noviembre y principios de diciembre, podría ser responsable de más del 50% de infecciones por coronavirus y más del 80% para principios de 2023.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que, a mediados de octubre, esta variante tenía una prevalencia del 6% y había sido detectada en 65 países.
Se le nombró “perro del infierno” en referencia al cancerbero de Hades, un monstruo de tres cabezas cuya misión era proteger las puertas del inframundo griego.
Los síntomas más comunes son la tos, el dolor de garganta, fatiga, malestar general, diarrea, congestión y secreción nasal, dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares, ahogo o pérdida del olfato y gusto.
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