La Policía detuvo a un hombre por el atentado frustrado a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, y ya son cuatro los arrestados por el ataque, producido el pasado 1 de septiembre, confirmaron fuentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
Se trata de Gabriel Nicolás Carrizo, presentado en medios locales como el jefe de la “banda de los copitos”, grupo de vendedores de algodones de azúcar que se colocaba en los alrededores de la vivienda de Fernández cuando Fernando Sabag Montiel, primero de los detenidos, se acercó a ella durante una manifestación de seguidores y gatilló con una pistola dos veces a centímetros de su cara, sin que llegara a salir disparo.
Por ese frustrado atentado ya están detenidos, además de Sabag Montiel, brasileño de 35 años; su novia, Brenda Uliarte, argentina de 23 años; y Agustina Díaz, de 21 años, también argentina y amiga de Uliarte.
Uliarte y Sabag Montiel están imputados por “haber intentado dar muerte” a la vicepresidenta “con la planificación y acuerdo previo entre ambos” y también a Díaz, según afirmaron sus abogados, se le imputa “la participación en la planificación de la tentativa” de homicidio, tras descubrir los investigadores una serie de mensajes en los que supuestamente Uliarte le confesaba a su amiga su plan de atentar contra la también expresidenta (2007-2015).
Los abogados de Díaz aseguraron que su defendida “en ningún momento creyó que lo que ella decía se podía llevar a cabo”, al considerar que Uliarte era “manipuladora y fabuladora”, y aseveró que Díaz conoció el ataque “a partir de los medios de comunicación”.
Por la información aportada por los equipos celulares incautados, surgieron elementos donde la Justicia pudo establecer que hubo otro intento de atentado contra la vicepresidenta que fue abortado.
Uliarte, novia del principal acusado por el intento de magnicidio, tenía entre sus ocupaciones la venta callejera de algodón de azúcar (“copos de nieve”), tal y como ella misma admitió en declaraciones al canal de noticias Crónica TV antes del ataque.
Según imágenes difundidas por medios de comunicación locales, la primera vez que se observa un carrito con algodón de azúcar cerca de la vivienda de Fernández fue el 23 de agosto, en el inicio de las manifestaciones de apoyo a la exmandataria tras el pedido de condena a 12 años de prisión en su contra formulado por un fiscal dos días antes.
Un carrito similar volvió a observarse cuatro días después.
Según medios locales, los investigadores trabajan en la hipótesis de que Uliarte estuvo haciendo “inteligencia” los días previos al atentado, para facilitar información a Sabag Montiel.
La jueza del caso, María Eugenia Capuchetti, decidió la imposición del secreto de sumario y aceptó la solicitud de la vicepresidenta de ser admitida como querellante en la causa.
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