“A río revuelto, ganancia de pescadores”, es una máxima que algunos dinosaurios priistas están tratando de implementar en Quintana Roo, al buscar sembrar discordia con tal de ser tomados en cuenta, sin entender que su tiempo ya ha pasado y aunque sigan respirando, en verdad hace mucho que ya están extintos.
Un “Parque Jurásico” es lo que tenemos en Quintana Roo, en donde algunos monstruos de épocas pasadas regresan para tratar de causar problemas. Pero, al analizarlo de cerca, ni siquiera se trata de esa exitosa megaproducción original, sino ya el refrito del refrito, pues cada seis años, estos mismos fósiles creen que pueden volver a hacer de las suyas, sin darse cuenta que hace mucho que ya nadie les hace caso.
De la misma forma que la propia película “Parque Jurásico” se transformó en una reliquia que es resucitada por codiciosos ejecutivos Hollywoodenses, con pésimos resultados; igual salen Carlos Cardín y Gabriel Mendicuti, a querer “volver a la vida” y a operar en un cambio de gobierno, para que vuelvan a dejarlos tranzar a cuestas del pueblo.
En estas últimas semanas, plumas mercenarias al servicio de estos dos ex presidentes municipales, han salido a querer confrontar al ex gobernador Carlos Joaquín González con su sucesora, Mara Lezama Espinosa, con la finalidad de generar inestabilidad y tratar de posicionarse con las autoridades actuales, olvidando que su priismo rancio hace mucho que fue enviado al basurero de la historia.
Cuando Quintana Roo vivía su peor saqueo, a manos de Félix González Canto y Roberto Borge Angulo, Carlos Cardín y Gabriel Mendicuti ya eran unos “dinosaurios”, quienes guardaban cómplice silencio sobre lo que ocurría y permanecían “alineados” con el “primer priista del estado” en turno, a cambio de mantener sus privilegios, principalmente en cuanto al tráfico de influencias y trato especial en sus negocios.
Todo cambió con la llegada de Carlos Joaquín González, quien fue electo en medio de una oleada de hartazgo hacia este régimen de corrupción, y quien trajo transparencia y austeridad en la función pública. Gabriel Mendicuti incluso pisó la cárcel, como parte de los procesos penales en contra de la impunidad hasta entonces imperante.
Fueron seis años de hibernación para estos antediluvianos, quienes con la llegada de Morena, pensaron que podrían otra vez volver a las andanzas, además de poder intentar cobrar venganza, pero rápidamente descubrieron que con la 4T también “topan con pared”.
Ellos tenían la esperanza que a través del PRI mantendrían una pequeña esfera de influencia, sin imaginarse que ni siquiera llegarían al 3% de la votación mínima para conservar su registro local, pues todos los “operadores” traicionaron y llevaron su gente a otras partes.
Descobijados y molestos, ahora voltean a ver con ira a Carlos Joaquín, quien a diferencia de sus predecesores acabó su sexenio no entre vituperios, no huyendo como Borge, sino con tranquilidad, e incluso con una oferta del presidente Andrés Manuel López Obrador para que represente a México en el extranjero.
Esto es lo que no pueden tolerar, por eso han recurrido a sus conocidas campañas de desprestigio, para querer manchar la reputación del ahora ex gobernador y tratar de enfrentarlo con Mara Lezama.
La estrategia no les funcionará. Al igual que las nuevas entregas de “Parque Jurásico” que ya a nadie agradan, también verán que sus vanos intentos serán ignorados y que estos dinosaurios ya no podrán resucitar. Los hechos están firmes y son que Joaquín González gobernó de forma responsable y lejos de “grillas políticas”, en medio de la peor crisis económica vivida por el estado, y que ahora esa responsabilidad recae en Mara Lezama, quien tiene muy claro que transformación y cambio no son solo palabras, sino que implican mucho trabajo y, principalmente, coherencia.
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