Dos de los 17 muertos en el grave incendio industrial de Matanzas (occidente de Cuba), del que este miércoles se cumplen dos meses, eran jóvenes que estaban en primera fila en la extinción del fuego cuando contaban con menos de un año de experiencia como bomberos.
La formación y preparación de parte del personal que acudió a sofocar el incendio de esta base de tanques de combustible es una de las dudas que plantean expertos de México y España consultados por Efe sobre la idoneidad del dispositivo de emergencia desplegado ante el mayor desastre industrial de la historia de Cuba.
También coinciden en señalar otros elementos que consideran debilidades: desde la respuesta inicial hasta la excesiva aproximación a los tanques en llamas, pasando por los medios empleados y la estrategia de ataque de las llamas en general.
Según ha podido confirmar Efe con testimonios coincidentes de varias personas cercanas a los fallecidos que prefirieron mantener su anonimato, cuatro de los muertos en el incendio tenían entre 19 y 21 años y estaban cumpliendo el servicio militar en comandos de bomberos.
Uno de ellos, Leo Alejandro Doval Pérez de Prado, de 19 años, no llevaba ni cuatro meses destinado en el aeropuerto de Varadero cuando sonó la alarma a las 4:00 h del 6 de agosto.
Un rayo había impactado horas antes en un tanque de combustible de 50 mil metros cúbicos y las llamas estaban fuera de control en la base de supertanqueros, la que era la mayor infraestructura de reservas de crudo del país.
Doval no era bombero ni pretendía serlo. Iba a estudiar medicina en cuanto acabase el servicio militar en diciembre; quería ser neurocirujano.
No era el único. Adriano Rodríguez Gutiérrez, también de 19 años, había cumplido un día antes del siniestro nueve meses desde que recibió la citación para el servicio militar.
Los dos estaban destacados en el comando del aeropuerto de Varadero y no tenían experiencia en incendios industriales, un tipo de fuego para los que los expertos recomiendan personal con formación específica y continuada.
Había otros dos jóvenes en situación similar: Michel Rodríguez Román, de 20 años, y Fabián Naranjo Núñez, de 21. Ambos estaban destacados en comandos de bomberos y no llegaban a los dos años en el servicio militar.
Durante aquella madrugada en la que ellos cuatro, y otros muchos, trabajaron en primera línea se produjeron varias explosiones en el segundo depósito, algunas con llamaradas de decenas de metros de altura. Horas después se dio por desaparecidas a 14 personas.
En la mañana del 6 de agosto, el Gobierno cubano solicitó ayuda internacional. El incendio fue extinguido seis días más tarde, gracias al apoyo de México y Venezuela, a través de sus estatales Petróleos Mexicanos (Pemex) y Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Dudas sobre el operativo en el incendio de Matanzas
Más allá de las edades y el nivel de experiencia de estos cuatro jóvenes, los expertos de España y México consultados por Efe apuntan a distintos elementos clave del operativo de emergencia.
En un video de la tarde noche del 5 de agosto colgado en Facebook por una periodista del diario local Girón un grupo de bomberos aseguró que trabajaban a unos 20 metros del tanque incendiado.
“Acercar personal es una locura”, asegura el bombero español Joaquín Marfil, con tres incendios en refinerías a sus espaldas.
Según relataron en el video los bomberos, en esos momentos intentaban bajar la temperatura del tanque incendiado y del aledaño, a unos 50 metros.
Veinte metros es una imprudencia, en especial con un tanque de esas dimensiones. Además, en el video se puede ver que el equipo que tenían era, sinceramente, pobre. Eso es un abuso”, censura un experto antiincendios de Pemex.
Una antiincendios de la esta misma empresa que también prefiere no identificarse, experta en siniestros en instalaciones de hidrocarburos –y que envió material a Matanzas–, no puede contener su frustración.
“Eso (la estrategia de intentar bajar la temperatura de los tanques a corta distancia) no funciona. Se puede ver el tanque rojo, a punto de colapsar… Dios mío, qué desesperante. Si no había manera de sofocarlo con espuma, solamente se estaban exponiendo”, lamenta.
Los analistas apuntan que si el sistema de emergencia interno del primer depósito hubiese funcionado correctamente, haría menos calor y el personal podría estar a distancia corta. Lo habitual es que estos depósitos, por el riesgo que entrañan, tuviesen sistemas automáticos contra incendios.
Pero los propios bomberos admitieron en el video que sentían un calor insoportable: “(Es) tremendo”, lamentaron a cámara.
Según coinciden estos expertos, las labores sobre el tanque en combustión eran un riesgo innecesario. “En la vida lo vas a apagar”, asegura Marfil, que considera que hubiese sido preferible un “ataque defensivo” del incendio y “centrarse en los alrededores”.
Con el análisis de las imágenes de medios oficiales, como las difundidas por la revista Bohemia y la prensa local, los expertos afirman que la estrategia adecuada habría sido dar por perdido el primer tanque y trabajar en el segundo a distancia con maquinaria como cañones de agua con servocontrol.
“Hay materiales que puedes instalar y monitorear en la distancia sin ponerte en riesgo. Si es que no los tienes, y definitivamente no puedes apagar el fuego ni evitar que se propague, ¿cuál es el punto de arriesgar a tu personal?”, se pregunta una de las fuentes.
Por último, todos coincidieron en que los jóvenes en el servicio militar no debían estar en primera línea.
En el mismo video publicado por la reportera de Girón, uno de los bomberos entrevistados dijo tener 19 años y estar en el servicio militar. Se desconoce cuántos más fueron en esas condiciones.
Efe solicitó una entrevista con el Cuerpo de Bomberos de Cuba, pero no ha obtenido respuesta. El Gobierno cubano no ha informado si se ha abierto una investigación sobre esta tragedia.
Las identidades
Las autoridades confirmaron las identidades de los desaparecidos casi dos semanas después del inicio del incendio. Sus nombres fueron revelados previamente en redes sociales por familiares y amigos.
Con el fuego extinguido, especialistas cubanos accedieron al área y hallaron distintos restos óseos calcinados. Tres días después aseguraron que correspondían a los de los 14 desaparecidos y que, en ese estado, no era posible identificarlos individualmente.
El Gobierno cubano decretó dos días de duelo oficial y organizó un solemne funeral, con guardia de honor, al que acudieron el presidente Miguel Díaz-Canel y su predecesor, Raúl Castro. Se les trató como héroes, como al resto de personas que trabajaron en las labores de extinción.
En las honras fúnebres, junto a las urnas con las cenizas, se dispusieron fotografías de los muertos. Bajo las de los cuatro jóvenes en el servicio militar, además de sus nombres completos, ponía “soldado”.
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