La Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo (SEMA) dará respaldo a la propuesta de Programa de Gestión Común y Uso Turístico de la Laguna de Bacalar (Protur), impulsada por académicos y activistas para el manejo sustentable de la Laguna de los Siete Colores.
Efraín Villanueva, titular de la SEMA, sostuvo que se trata de un trabajo digno “de aplaudirse” y apuntó que él mismo lo hará llegar a las instancias federales para su revisión.
¿En qué consiste el proyecto?
Se trata de un programa que aporta las claves para el manejo sustentable de las actividades náuticas, a través de la zonificación que se ha categorizado en función de la fragilidad del ecosistema, el tamaño y distancia de los grupos y el impacto antrópico actual, con 5 zonas de conservación y 16 zonas de uso turístico.
En el cual mediremos indicadores de impactos a través del límite de cambio aceptable y capacidad de carga turística, con estrategias para evitar daños tanto a la laguna como a los estromatolitos, a los caracoles chivita, a los manglares y a las aves”, según se lee en la información del propio programa.
Es necesario contar con instrumentos legales de conservación de la laguna
En conferencia de prensa Efraín Villanueva afirmó que necesario contar con instrumentos legales de conservación en este cuerpo de agua, ante las amenazas a las que se encuentra expuesto por la contaminación y el turismo masivo.
Sin embargo, desdeñó la posibilidad de buscar el decreto de un área natural protegida en la zona, en medio de la polémica que se ha generado debido al rechazo de los ejidatarios y otros cuerpos colegiados de la entidad.
A pregunta expresa sobre si las razones para descartar un área de protección federal se debía a razones ambientales o económicas, Villanueva argumentó que en este momento la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas no cuenta con presupuesto ni capacidad de gestión para la administración de una nueva reserva.
Otra de las opciones planteadas por la Semarnat ha sido decretar a la Laguna como un Hábitat Crítico, aunque tampoco ha sido una iniciativa arropada por los ejidatarios, quienes han expresado su descontento ante la “interferencia” de terceros en el manejo.
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