El papa Francisco pidió al mundo la semana pasada que rezase “por los que están aislados en residencias para ancianos. Están asustados, temerosos de morir solos”.
El aislamiento podría prolongarse hasta fin de año, según la presidenta de la Comisión de la Unión Europea Úrsula von del Leyen.
“Sin una vacuna, hay que restringir lo máximo posible los contactos con los ancianos. Comprendo que esto es duro y que la soledad pesa mucho. Pero es una cuestión de supervivencia”, expresó.
En Estados Unidos el gobierno recomienda suspender las visitas excepto si el paciente está agonizando o median otras circunstancias extraordinarias. Los visitantes deben llevar equipo protector.
Berlín permite a los pacientes de estas residencias recibir un visitante por hasta una hora diaria y no restringe las visitas a quienes reciben cuidados paliativos y están al borde de la muerte.
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