Con seis votos a favor y tres en contra, la Corte Constitucional de Colombia despenalizó el suicidio médicamente asistido para personas con enfermedades graves o incurables, convirtiéndose en el primer país de América Latina en aprobarlo.
Esto después de una histórica votación ocurrida el pasado miércoles, cuando los magistrados decidieron derogar los castigos incluidos en un artículo del código penal que contemplaba entre 16 y 36 meses de prisión a quien asistiera un suicidio, incluso si la persona estaba enferma.
De este modo, se amplían los derechos de los ciudadanos para acceder a una muerte digna, lo cual está contemplado en la Constitución, lo que llevó a la despenalización de la eutanasia en 1997, y su posterior regulación en 2015.
A decir de la Fundación Derecho a Morir Dignamente (DMD), la diferencia principal entre la eutanasia y el suicidio médicamente asistido es la persona que suministra el fármaco que acabará con la vida de la persona.
“En el caso de la eutanasia es el personal sanitario quien administra el medicamento que provoca la muerte y en el caso del suicidio asistido es el o la paciente quien se autoadministra el medicamento que otra persona le ha proporcionado”, señala.
La decisión de la Corte entrará en vigor una vez que sea publicada oficialmente.
