El caso de un hombre de 26 años, cuyos pulmones colapsaron luego de correr tres kilómetros con la mascarilla puesta, indica que debemos ser más cautelosos a la hora de usar estos elementos de protección contra el Covid-19.
Aunque muchas ciudades del mundo empiezan a reducir las limitaciones de las personas a la hora de salir a la calle, en casi todo el planeta aún se toman medidas para evitar el contagio del COVID-19.
Incluso en Wuhan (el epicentro del virus), donde paulatinamente han vuelto a la normalidad, aún salen con tapabocas.
Hasta para hacer ejercicio. Eso hizo Zhang Ping, un atleta de 26 años que corría tres kilómetros diarios antes de la pandemia y que siguió adelante con sus entrenamientos con la tranquilidad de estar protegido por su mascarilla.
A pesar de tener un excelente estado físico, al regreso de una de sus jornadas de ejercicio sintió un fuerte dolor en pecho que con las horas se agravó. Su familia lo llevó al Hospital Central de Wuhan.
Donde le diagnosticaron neumotórax espontáneo, es decir, un colapso en su pulmón izquierdo que disminuyó su capacidad al 90 por ciento.
No era coronavirus, ni un problema respiratorio de base, todo ocurrió por el tapabocas, que dificulta que entre el oxígeno al cuerpo e incrementa la presión sobre los pulmones y el corazón.
De acuerdo con la historia de este joven y a las recomendaciones de la comunidad médica, si vamos a usar un tapabocas para hacer ejercicio debemos disminuir la intensidad y el tiempo que tardamos corriendo, montando en bicicleta o haciendo pesas.
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