El estado de Nueva York, el epicentro del COVID-19 en Estados Unidos, trabaja a contrarreloj a la espera de un tsunami de contagios.
Mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, antepuso este lunes salvar vidas a reactivar la economía al superarse los 160.000 positivos en el país y más de 3.000 muertos.
Entre los contagiados neoyorquinos, unos 9.500 están hospitalizados y 2.000 en cuidados intensivos.
Al desbordamiento de los hospitales se suma el de las morgues, por lo que las autoridades en Nueva York han instalado depósitos de cadáveres móviles en Manhattan y Brooklyn para hacer frente a la crisis provocada por el COVID-19.
Buque médico y hospital de campaña
Para intentar aplacar el tsunami augurado por Cuomo, Nueva York contará con 3.500 nuevas camas hospitalarias entre las 1.000 del buque militar médico Comfort, llegado este lunes a la ciudad, y las 2.500 del hospital de campaña instalado en el centro de convenciones Javit.
El gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, alertó de que Washington puede ser uno de los puntos calientes en la nueva ola del COVID-19 en Estados Unidos tras la primera que ha afectado sobre todo al área de Nueva York.
La orden prohíbe a los residentes salir de su hogar a excepción de ir a buscar comida y medicinas, ir a trabajar a empleos considerados esenciales, realizar viajes imprescindibles, así como ciertas actividades recreativas.
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