El proyecto pasó de una modesta página en Facebook titulada Mensej, el oficio de tejer, a una idea que en 2016 dio a luz a la asociación Shanti que compra las piezas con anterioridad y se encarga de las ventas en Túnez.
Najet deshilacha un pantalón vaquero que pronto se convertirá en una alfombra de diseño, un saber tradicional y ecológico que las tunecinas practican desde antes de que fuera una moda.
Su sobrino, Mehdi Baccouche, un franco-tunecino de 33 años, tuvo la idea en 2014 de encargarle una alfombra para unos amigos.
Al colocar la lana en el telar, Najet muestra con orgullo los motivos: “Esto sale de mi imaginación, yo preparo las líneas con los colores y ellos lo aceptan”, contó en relación con la asociación.
Según Fatima Alhamal, de 25 años, que ayuda a Shanti en Nefta, la mercería “representa una enorme diferencia”, ya que antes los artesanos debían encontrar y pagar por la materia prima. Entonces cada pieza les daba entre 40 y 50 dinares (12 a 15 euros) y ahora ganan cerca de 120 dinares.
“Intentamos poner en marcha toda una cadena de producción de logística ecoresponsable“, explicó Baccouche.
Sé el primero en comentar