En 1969 ocurrió el “parteaguas” del son jarocho porque se le rescató gracias a la intervención de una generación de músicos como Noé González García, quien falleció en Playa del Carmen hace algunos días.
Noé González García, junto a otros músicos del sur de Veracruz, como Arcadio Hidalgo y el académico Antonio García de León, impulsó el rescate del son jarocho, en aquella época en la que la industrialización petrolera era el “boom” y desplazó la música tradicional.
Hace más de dos décadas se estableció en Playa del Carmen junto con su familia, donde continuó con la difusión del género; sin embargo, el sábado falleció a los 72 años de edad y finalmente el pasado lunes fue sepultado en esta ciudad.
Su hijo, Noé González Molina, director de Los Cojolites, agrupación nominada al Grammy e impulsores del son jarocho, recordó el pilar que significó para la música del sur de Veracruz que ahora es llevada a varias partes del mundo y destinos turísticos de Quintana Roo.
“Playa del Carmen le brindó su cariño, estamos muy agradecidos con gente maravillosa de la Riviera Maya porque abrieron las puertas a un hombre con una cultura, una ideología del sur de Veracruz buscando nuevos horizontes (…) lo último que hizo fue un disco que posteriormente vamos a lanzar donde él plasma las grabaciones (…) era ya un músico caribeño, se volvió jarocho-caribeño porque después de 25 años de estar aquí, era ya su tierra”, dijo Noé González Molina.
En los últimos años, Noé González García se dedicó a presentarse en diversos puntos de interés turísticos de la Riviera Maya; lo hacía con el requinto o con el arpa, sus instrumentos preferidos.
El legado que deja, de acuerdo con testimonios, queda plasmado en la tradición oral de los soneros de Veracruz y los que viven en Playa del Carmen. En el libro “Arcadio Hidalgo, poeta, campesino, jaranero, revolucionario”, el autor Juan B. Meléndez dedica un capítulo a hablar de la familia de Noé González García: “La fuerza de la música y la tradición nos unían y nos permitía estar juntos a pesar de las diferencias”.
Desde Playa del Carmen, contó Noé González Molina, su padre guió los pasos de Los Cojolites, agrupación que a la posteridad se iría a convertir en un ícono del son jarocho que, junto a otras agrupaciones, encabezan el movimiento que también crece en la ciudad y otros lugares de México.
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