CIUDAD DE MÉXICO.- La pianista Eva María Zuk, apóstol de la obra de Ricardo Castro y Felipe Villanueva, falleció este lunes a los 71 años en su casa de la Ciudad de México, confirmó el crítico Lázaro Azar, amigo de la familia.
Había sufrido un paro cardiaco el sábado pasado, por el que fue hospitalizada.
Le sobreviven sus hijos Enrique Eugenio y Martha, fruto de su matrimonio con el director de orquesta Enrique Bátiz.
Hasta principios de 2015 estuvo activa como recitalista, cuando su salud empezó a decaer. Fue la gran apóstol de Ricardo Castro y Felipe Villanueva.
“Se empeñó con una pasión que no tiene ninguno de nuestros pianistas por que se publicara toda la música para piano de Villanueva”, dijo Azar, productor de sus últimos discos.
Grabó la obra completa de Villanueva, en el Palacio de Bellas Artes, para publicarse en dos discos que permanecen inéditos, explicó el crítico, quien conserva esas grabaciones.
Zuk nació en Lodz, Polonia, el 24 de diciembre de 1945, aunque, por razones religiosas de su padre, se asentó como fecha oficial el 6 de enero de 1946.
Su familia huyó de Polonia con lo puesto, cuando Eva María tenía pocos meses de nacida. Se establecieron en Venezuela, donde inició su formación musical. A los seis años ofreció su primer concierto y a los nueve, su primer recital formal. Allá fue escuchada por el pianista Arthur Rubinstein, originario también de Lodz, quien reconoció su gran talento. Se fue a estudiar a la Escuela Juilliard de Nueva York, donde conoció a Bátiz.
Fue discípula de Rosina Lhévinne, maestra de grandes pianistas del siglo 20 como Van Cliburn, James Levine y Arthur Gold.
Se estableció en México en los años 70 y, en 1994, adquirió la nacionalidad mexicana.
“Era una artista inmensa, con seguridad escénica, resultado de esa vieja escuela de la cual abrevó con Rosina Lhévinne”, definió Azar.
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