Felipe Calderón creó el “Pelotón de la muerte”, su misión era ejecutar civiles

En 2008, la Tercera Compañía de Infantería No Encuadrada (CINE) del Ejército mexicano tenía un nombre secreto, acorde a la misión que realizaba en las sombras durante el Operativo Conjunto Chihuahua: se le conocía como el “Pelotón de la Muerte”.

 Su tarea era secuestrar, torturar, asesinar y desaparecer a presuntos criminales, como parte de la estrategia de la recién empezada “guerra contra el narco”.

Su sede estaba en Ojinaga, Chihuahua, a 400 kilómetros de Ciudad Juárez, que aquel año sería nombrada la urbe más violenta del mundo.

De sus instalaciones salía todos los días un grupo compacto de soldados cuya instrucción era exterminar civiles, así como robar botines al crimen organizado y guardar una parte de lo hurtado –las armas y las drogas– para  “sembrarlo” a detenidos a quienes no habían podido ejecutar.

“A la mayoría de las personas se les incineraba después de largas torturas. Se usaba gasolina como materia prima del trabajo”, cuenta el mayor Alejandro Rodas Cobón desde la prisión militar #5 en Mazatlán, Sinaloa, donde se encuentra recluido desde hace casi 11 años acusado por el propio Ejército mexicano de pertenecer al “Pelotón de la Muerte”.

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“Las órdenes las daba el presidente Felipe Calderón”, acusa sin titubeos. “Él era el mando supremo del ‘Pelotón de la Muerte’”.

“Siempre se nos hizo hincapié en que esto tenía el visto bueno del presidente. Él encabezaba la cadena de mando. Fue una política perversa. A Felipe Calderón no le importó el sacrificio de vidas con tal de conservar el poder. Para mí, ha sido el más nefasto de todos los mandos supremos que yo recuerde”.

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