Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, es un firme oponente a las medidas de confinamiento y, como Trump, ha restado importancia a la amenaza del virus desde que apareció.
Pero todavía sigue haciéndolo, pese a que América Latina se haya convertido en el nuevo epicentro mundial del coronavirus.
Tan solo el domingo, en Brasil hubo más muertos por el nuevo coronavirus que en Estados Unidos, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins.
El presidente Jair Bolsonaro continúa minimizando la situación, e incluso este fin de semana acudió a una manifestación a la que llegó con mascarilla, pero luego se la quitó y estuvo cerca de sus seguidores.
El estado más emblemático de Brasil, Rio de Janeiro, vive una de las peores crisis en el sistema público de salud, un problema que ha crecido a través de la historia por las corruptelas de los Gobiernos de turno y que estalló ahora con la pandemia.
Con 17 millones de habitantes, Río es el segundo mayor foco de contagios del COVID-19 en Brasil, con cerca de 40.000 infectados y más de 4.000 muertos.
Para un total en el país de cerca de 375.000 casos y más de 23.400 fallecidos
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