Ya lo han dicho varios de los involucrados, detrás de la debacle que vive Tulum en la actualidad existen muchos factores. Algunos son externos, como la falta de vuelos, la incertidumbre económica en Estados Unidos o el arribo del sargazo. Otros, son problemas locales; vicios que se han venido arrastrando sin solución, como la corrupción policiaca, abusos de taxistas y comerciantes, la falta de certeza en la tierra y la especulación inmobiliaria. Pese a todo ello, uno de los principales detonantes ha sido la ineptitud de la actual administración, incapaz de conciliar diferencias, con un pésimo trato hacia la prensa y que, además, ha empeorado las cosas una y otra vez por su desastrosa comunicación.
Desde hace meses que en agitadas sesiones de Cabildo y en cada vez más ríspidas reuniones empresariales se advertía de la crisis que venía, pero tuvo que agravar todo el presidente municipal Diego Castañón Trejo, con sus repetidos dislates y pésimas estrategias, que convulsionaron a la población local, para que finalmente la bomba estallara y tuviera que involucrarse el Gobierno Federal.
Los “focos rojos” se encendieron y arribó al destino una avanzada de la Sectur, quienes descubrieron no solo el conflictivo panorama, sino mayormente la terrible gestión por parte del Ayuntamiento. La solución fue la llegada de la titular de Sectur, Josefina Rodríguez Zamora, quien con la gobernadora acordaron crear una mesa interinstitucional, en la que, de ahora en adelante, se tomarán las decisiones importantes. Además, reuniones con todos los sectores para ir atendiendo el malestar social reinante.
Quienes participaron en estas conversaciones nos confirman que en la Sectur había incredulidad y molestia hacia el presidente municipal por sus espantosas conferencias “semaneras”, llenas de improvisaciones y peor por los videos en los que el presidente municipal salía hablando disparates, en especial con el que se viralizó por afirmar él que los turistas no podían ingresar ni con una botella de agua a las playas, sino que todo lo tenían que comprar.
Debemos aclarar que no es como si Diego Castañón se pusiera a grabar con su teléfono lo que se le ocurra. Existe un equipo que elabora los guiones, toma los videos y los edita, para después elegir bien qué publicar en redes sociales. El nivel de ineptitud es todavía peor, pues no es un “error” al aire, sino una estrategia de comunicación pésimamente concebida y ejecutada.
La decisión ya fue tomada: el edil y su desastroso equipo quedan relegados a talacheros. El municipio debe continuar sus funciones, como sacar basura, realizar patrullajes, cobrar impuestos, pero las decisiones ya no serán tomadas en el Palacio Municipal, sino en la mesa interinstitucional.
En cuanto a los videos y comunicados, todo el material del ayuntamiento debe ser enviado al Gobierno del Estado, para que lo revisen y “palomeen”. Ya basta de declaraciones descabelladas.
Los tulumnenses por fin fueron librados, en los hechos, de un gobierno destructor, que estaba más enfocado en complacer a empresarios y en sus propios negocios. La mala noticia es que tendrán que seguir pagando los salarios de todo este gabinete, que ya es “de chocolate”.
Otra consecuencia es que ya todos en Morena y en las distintas instancias de gobierno saben de la ineptitud de Diego Castañón, quien ni refugiándose en Monreal puede salvarse del derrumbe de su futuro político. Adiós sueños de una diputación federal, que se irán a otra presidente municipal, una de la zona maya.
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