Grupo Elektra, liderado por el empresario Ricardo Salinas Pliego, ha confirmado una decisión que marca un antes y un después en la historia de la compañía: su privatización y salida de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Este movimiento, aprobado en una reciente Asamblea de Accionistas, señala una reestructuración estratégica, pero también pone en evidencia cómo Salinas Pliego comienza a ceder parte de su control en una de sus mayores empresas.
El comunicado oficial detalla que el objetivo principal de la privatización es “reorganizar y fortalecer” la compañía, maximizando su valor a partir de sus activos reales.
Sin embargo, para muchos analistas, esta decisión puede interpretarse como un paso obligado ante los desafíos financieros y operativos que enfrenta Grupo Elektra, que en años recientes ha lidiado con cuestionamientos sobre su modelo de negocio y su viabilidad en un entorno altamente competitivo.
En el marco de esta transición, se anunció la conformación de un nuevo Consejo de Administración que estará al frente de la empresa en esta etapa. Encabezado por Pedro Padilla Longoria como presidente, el consejo integra también a Gabriel Alfonso Roqueñí Rello como consejero y director general, junto a Álvaro Alberto Calderón Jiménez y otros consejeros independientes.
La salida de Salinas Pliego de un papel más activo en la gestión operativa y estratégica plantea preguntas sobre el futuro de su influencia en Elektra, empresa que por años fue la joya de su emporio. Si bien permanece como presidente honorario, el hecho de ceder el liderazgo estratégico a un consejo diverso sugiere un cambio de rumbo que podría diluir su control.
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