Aquí nadie duerme, todo es actividad desde hace días; los contingentes del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional se concentraron y prepararon para este gran día.
Para la agente de la Guardia Nacional, Daniela García Loera, integrante de la Fuerza Especial de Reacción e Intervención, equivalente a las Fuerzas Especiales del Ejército mexicano, es su primera vez en una parada militar.
“Es muy emocionante la verdad, es una preparación más intensa, pero es una experiencia diferente que requiere desarrollar una capacidad de acondicionamiento físico, resistencia y mucha paciencia también”.
Con las primeras horas del día, las y los guardias nacionales se prepararán. El uniforme, las botas, todo debe estar impecable.
Un desayuno rápido para iniciar el día.
La Fuerza Especial de Reacción e Intervención de la Guardia Nacional es la primera en estar preparada.
Algunos elementos pertenecientes al Ejército mexicano, transferidos a la Guardia Nacional, tienen su segunda oportunidad de estar en este desfile.
El Agente de Guardia Nacional, Rubén Eliud García González, integrante de la Fuerza Especial de Reacción e Intervención, aseguró que la sensación de estar en un desfile, es indescriptible; sin importar el uniforme que se tenga.
“Es la misma sensación de una gran emoción, al ver a la gente verte marchar, demostrar todo lo que te preparaste, el esfuerzo algunos sacrificios, algunos momentos de un poco de desvelo; pero al final de cuentas, es el enaltecimiento del Instituto al que perteneces actualmente”.
Como ya es una tradición, los elementos castrenses salen del Campo Militar 1-A para marchar a la estación del Metro Cuatro Caminos con dirección al Metro Pino Suárez.
Afuera en las calles con poca iluminación, las porras y los aplausos de los vecinos los acompañan por las colonias Lomas de Sotelo y Argentina, hasta llegar al metro Toreo.
Catorce estaciones del Toreo a Pino Suárez en un tiempo de 20 minutos, un tiempo que para un día normal por la mañana, sería la salvación de miles de capitalinos.
La experiencia de marchar de madrugada y subirse al Metro con un uniforme castrense no se da todos los días, como lo mencionó la agente de la Guardia Nacional, Daniela Palafox Hernández, integrante del agrupamiento de Proximidad Social.
“Nunca había viajado uniformada en metro, pero si siento raro, porque, pues cómo que la gente, se nos queda viendo, así nos saluda, se siente bonito, no. Se siente, estoy orgullosa de lo que soy, de mi trabajo y de lo que hago”.
Al término del viaje, nuevamente bajarse del vagón, subir escaleras y encontrar un movimiento de vehículos blindados y contingentes militares sobre Izazaga en su cruce con Tlalpan.
Movimiento para no sentir el frío que dejan los 16 grados de la temperatura que cala hasta los huesos.
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