CIUDAD DE MÉXICO.- Vestigios de un caserío con viviendas de estilo teotihuacano salieron a la luz en el Bosque de Chapultepec mientras arqueólogos del INAH realizaban trabajos de salvamento en un área donde planeaban instalar nuevos sistemas de riego automatizado.
De acuerdo con el INAH, se trata de un par de unidades habitacionales cuya temporalidad corresponde a las fases Tlamimilolpa (225 a 350 d.C.) y Xolalpan (350 a 550 d.C.) y donde los arqueólogos ubicaron cuadros y rectángulos unidos por muros colindantes, que habrían sido los cimientos de esas viviendas prehispánicas.
Las exploraciones en esta área también arrojaron otros materiales, como objetos de cerámica, obsidiana, piedra y 11 entierros humanos, nueve de ellos adultos y dos neonatos. El equipo liderado por la arqueóloga Lourdes López Camacho también recuperó unas cuantas figurillas y restos de cerámica que han sido fechadas para el periodo Preclásico (1500 a.C. a 300 d.C.).
Según López Camacho, la escasez de este tipo de objetos podría deberse a que cuando los pobladores del Clásico (300 a 950 d.C.) llegaron al sitio, retiraron la mayor parte de los objetos anteriores a ellos y ajenos a su cultura.
Entre los individuos hallados, como un adulto de entre 25 a 50 años al momento de morir, algunos registran rasgos como el modelado cefálico bilobular, según el reporte de los investigadores.
Ahí, la arqueóloga Natalia Vázquez también excavó “la mayor ofrenda hasta ahora registrada por el proyecto”. Se trata del entierro de un individuo en posición sedente, que estaba acompañado de 17 objetos, así como fragmentos de obsidiana, un pequeño hueso trabajado en forma circular, restos de láminas de pizarra y mica.
Al norte de este entierro y bajo de un molcajete se extrajeron otras piezas óseas, por lo que los investigadores suponen “que el personaje de la ofrenda principal fue inhumado con un acompañante”. “Ambas osamentas serán sometidas a exámenes de antropología física para determinar sexo, edad y otras características que no pudieron conocerse en campo dado los faltantes y su fragilidad causada por la matriz de tierra”, indicó ayer el INAH a través de un comunicado.
Los restos de los neonatos fueron ubicados al interior de un par de vasijas fragmentadas.
Según el instituto, estos hallazgos se dieron como parte de trabajos de salvamento que el equipo del Proyecto Bosque, Cerro y Castillo de Chapultepec iniciaron a mediados de enero con el fin de supervisar áreas en las que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) introduciría nuevos sistemas de riego automatizado, y garantizar la investigación y protección de los vestigios arqueológicos que pudiesen encontrarse.
La encargada de dicho proyecto es la arqueóloga Lourdes López Camacho, también investigadora del Museo Nacional de Historia (MNH) Castillo de Chapultepec, quien dijo que los múltiples recorridos en superficie realizados en las tres secciones del bosque desde 2009, cuando inició el proyecto, han permitido el registro de diversas zonas con alto potencial arqueológico en el parque urbano. El hallazgo de estas viviendas de estilo teotihuacano y los vestigios asociados es el ejemplo más reciente.
La arqueóloga Lourdes López asegura que si bien se define al lugar como un caserío y se sabe que las dos unidades de excavación están conectadas, no se tienen aún elementos para clasificar este espacio como un barrio.
El Instituto aseguró que al grupo de materiales óseos le fue aplicado un tratamiento especial con un químico reversible que les otorga mayor estabilidad para los posteriores análisis, y junto con la piezas completas y más de 40 costales de fragmentos prehispánicos, son resguardados en el laboratorio del proyecto en el Castillo de Chapultepec, donde especialistas trabajan en su limpieza, estabilización y clasificación en cédulas, así como en su incorporación a muestrarios.
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