La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) colocó sellos de suspensión en el hotel Diamante K, propiedad del empresario y actor Roberto Palazuelos, tras detectar presuntas irregularidades durante una verificación realizada en Tulum.
De acuerdo con información preliminar, la dependencia federal inspeccionó el establecimiento como parte de un operativo en la zona hotelera, donde revisa que se cumplan las normas de exhibición de precios, respeto a reservaciones, cobros transparentes y servicios ofrecidos.
Los verificadores colocaron los sellos que impiden la operación parcial del inmueble, mientras se analiza la documentación del negocio y se determina si incurrió en prácticas abusivas en perjuicio de los consumidores.
Según PROFECO, el hotel incurrió en múltiples irregularidades:
Tarifas de hospedaje excesivamente elevadas: una habitación doble llegó a costar 13,860 pesos por noche, cifra muy superior al promedio de la zona.
Precios de habitaciones hasta 890 %–1,880 % más caros que los comparables en el centro de Tulum.
Falta de exhibición clara de tarifas y ausencia de términos y condiciones visibles.
Inducción al cobro de propina, omisión en la entrega de comprobantes de hospedaje y menús en moneda extranjera o en idioma distinto al español.
Además, en restaurantes vinculados al hotel se detectaron precios elevados en alimentos y bebidas: por ejemplo, guacamole de hasta 280 pesos, hamburguesas de más de 400 pesos y tacos con precios de hasta 400 pesos.
La acción de PROFECO no solo afectó al Hotel Diamante K, sino también a otros tres alojamientos —Pocna Tulum, Villa Pescadores Tulum y Cabañas Playa Condesa— además de varios comercios, supermercados y farmacias en la zona.
La medida busca salvaguardar los derechos de consumidores, turistas y residentes, durante la temporada alta, cuando el riesgo de abusos en precios y servicios suele incrementarse.
PALAZUELOS NIEGA TARIFAS EXCESIVAS
El propietario del hotel, Roberto Palazuelos, ha rechazado que la suspensión obedezca a tarifas excesivas. Afirmó que las sanciones se deben a irregularidades menores, como la presentación de menús con mililitros mal definidos o prácticas de propina, y calificó el caso como un “ruido mediático”.


















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