PUERTO MORELOS, Q. ROO.- Comerciantes y locatarios de todos los giros sufren terrorismo fiscal por parte del gobierno municipal de Puerto Morelos. Sin importar las ganancias, ubicación o tamaño del negocio, inspectores de la Dirección de Fiscalización emprendieron una persecución con el único afán de engrosar el padrón del ayuntamiento que encabeza Laura Fernández Piña.
Locatarios y habitantes denuncian que la presidenta municipal está maquillando con “obras” la zona turística y el centro del onceavo municipio, para aparentar que está trabajando, olvidándose de las colonias y zonas marginadas, donde sus inspectores fiscales están desatados buscando recursos para las arcas municipales y llevando a la quiebra a los que menos tienen.
“Siempre le cargan la mano a la gente más necesitada, no ven por la necesidad del pueblo, están viendo por la necesidad de que ellos quieren jalar lana. Ven los negocitos, aquellos que están buscando para comer, y ya les caen encima para que cierren el negocio, porque no los pueden dejar trabajar porque apenas alcanza para comer”.
“Es un problema muy grande, porque no están viendo el beneficio de la gente necesitada, siempre están viendo el beneficio para los ricos y para los del gobierno; que a ellos no les falte el sueldazo, sus viáticos, pagos extras y a donde vayan a pasear, y siempre se lo cargan al pueblo”, expuso don Edwin Sánchez Herrera, mecánico nacido en Puerto Morelos.
En recorrido por las principales colonias populares, El Quintana Roo.mx constató que el gobierno municipal se ha empecinado en perseguir a los pequeños negocios, aunque no se les proporcione ningún servicio básico por estar ubicados en asentamientos irregulares, tal es el caso de lavaderos de autos, tiendas de abarrotes, vulcanizadoras, talleres mecánicos y de hojalatería, expendios de cervezas, fondas, y todos aquellos que puedan significar ingresos económicos, aplicando literalmente la “Ley de Herodes” en el municipio.
“Claro que no hay un padrón o número de los negocios que han cerrado, pero te puedo asegurar que ya son muchos. Los acosan con los fiscales y les exigen dinero, y como no pueden pagar los impuestos, pues tienen que cerrar”, aseguró conocido vendedor de ropa.
“No hemos encontrado beneficio de las autoridades, ninguno; es más, ya estoy a punto de cerrar. No estoy ganando nada y ya me cayeron los fiscales que quieren que pague 600 pesos mensuales, pero ¿de dónde? Si al día viene uno o dos carros para lavar”, señaló José, joven propietario de lavadero de autos.
“Se está pensando cerrar por lo mismo que no hay trabajo, y pues así no tiene caso seguir si nada más estamos invirtiendo y no vemos nada, no estamos ganando nada”, dijo la dueña de autolavado, Flor Vázquez.
Escuchamos un sinnúmero de quejas en contra del Ayuntamiento, principalmente de las colonias 23 de Septiembre, La Fe y Tierra Nueva, donde denuncian incremento de asaltos, robos y hechos delictivos en general, y la suma de la Policía Preventiva y Tránsito a las actividades de recaudación, es decir, los agentes tienen indicaciones de levantar la mayor cantidad de multas posibles, aunque esto signifique acosar a los automovilistas.
“En estas calles tan jodidas no se puede manejar a más de 50 kilómetros, pero con tal de recaudar más, los municipales te inventan que ibas a exceso de velocidad o que te volaste un alto. Es un acoso total el que traen contra los conductores, cuando son carritos baratos que apenas pueden andar”, reiteró varias veces Sánchez Herrera, fundador de este lugar.
Además de que se están acabando las pequeñas fuentes de ingreso, denunció que varios habitantes, antiguos y nuevos, están abandonando la localidad por temor a la inseguridad y disputa constante de los cárteles de las drogas.
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