Desde el mes de mayo de 2022, se ha detectado un incremento importante en la actividad sísmica bajo el complejo volcánico Chiles-Cerro Negro, y sus alrededores, incluyendo seísmos volcano-tectónicos y terremotos de largo período (ahora a profundidades menores que las registradas en años anteriores).
El complejo volcánico Chiles-Cerro Negro se encuentra ubicado en la frontera de Ecuador y Colombia, a unos 24 kilómetros (14,9 millas) de la ciudad de Tulcán y a 130 kilómetros (80 millas) de Quito.
No existen datos confirmados de ninguna actividad eruptiva en la historia de los volcanes de Chiles y Cerro Negro, aunque en años recientes se ha detectado un aumento en cuanto a la sismicidad bajo este complejo volcánico.
La cumbre del Chiles, cubierto por un glaciar, a unos 4 kilómetros (2,5 millas) de Cerro Negro, entró en erupción hace unos 160.000 años.
La sismicidad actual alcanzó su momento álgido en la mañana del 25 de julio con un seísmo de 5,6 grados y una serie de réplicas.
Esta sismicidad ha estado acompañada por una deformación vertical del terreno, así como por cambios en la composición de los fluidos de la superficie, asociados con el sistema hidrotermal, lo que sugiere una posible fuente magmática más cerca de la superficie.
Los eventos sísmicos comenzaron en la zona alrededor del Complejo Volcánico Chiles-Cerro Negro en el año 2013, desencadenando una crisis sísmica sentida por los residentes de las ciudades de Chiles, en Colombia y Tufiño, en Ecuador.
El momento pico en cuanto a esta sismicidad se alcanzó el 20 de octubre de 2014, con un seísmo de 5,6 grados y más de 8.000 terremotos volcano-tectónicos al día. A pesar de ser algo intenso, el terremoto no provocó daños materiales importantes, aunque fue sentido en zonas distantes como, por ejemplo, en Quito, capital de Ecuador, así como en Pasto, capital del departamento de Nariño, en Colombia.
Desde entonces, se han venido registrando enjambres sísmicos en la zona.
El 27 de mayo de 2022, se produjo un nuevo incremento en el número de seísmos, con más de 1.000 seísmos al día. La mayoría son seísmos volcano-tectónicos, típicamente relacionados con la fractura de rocas. Sin embargo, durante la pasada semana, la red de monitoreo sísmica de Ecuador y Colombia han detectado también la presencia de eventos de largo período y de muy largo período, lo que suele ser habitual cuando existe movimiento de magma o de fluidos hidrotermales en los sistemas volcánicos.
Desde el 27 de mayo hasta el 26 de julio de 2022, se han registrado unos 17.738 seísmos. Hasta el 23 de julio, concentrados bajo la cumbre del volcán de Chiles, y a unos 3,5 kilómetros (2,1 millas) al sur, con profundidades de solo 4 kilómetros (2,4 millas) sobre el nivel del mar a 2 kilómetros (1,2 millas) bajo el mar. Los eventos de larga duración y de muy larga duración se produjeron a profundidades entre 1 y 2 kilómetros (0,6 a 1,2 millas) sobre el nivel del mar.
Se ha informado que se han registrado daños materiales en edificios en San Gabriel, Tulcán y El Ángel (Ecuador), así como en las municipalidades de Túquerres y Cumbal, en Colombia.
Según fuentes oficiales, existe confirmación de actividad en la región caracterizada por:
** Un aumento en la deformación del terreno desde abril de 2022, con un patrón de inflado en la ladera sur del Chiles y de la Caldera de Portrerillos.
** Un aumento en los seísmos asociados con la fracturación de rocas, desde finales de mayo de 2022. Destaca la presencia de fuentes sísmicas cercanas al volcán de Chiles, con hipocentros más superficiales.
** Cambios físico-químicos en las termas: emisiones gaseosas, altas temperaturas y cambios morfológicos que indican perturbación del sistema hidrotermal por sismicidad e interacción con el sistema magmático.
Los posibles escenarios que se barajan.
Es importante que los escenarios, así como su orden de probabilidad de ocurrencia, pueden verse modificados en función de los cambios observados en los parámetros geofísicos y geoquímicos.
En base a la probabilidad de ocurrencia, en la actualidad, se barajan tres escenarios posibles:
- Se han producido fluctuaciones en la actividad desde 2013. En este caso, es posible que esto aumente la sismicidad, generado por eventos de mayor magnitud, como el del 25 de julio. Debido a la fluctuación, es posible que retorne a niveles de sismicidad bajos y que el número, intensidad y frecuencia de los seísmos vaya disminuyendo.
- Aumento de actividad volcano-tectónica. Mayor número de seísmos de larga duración o tremores volcánicos con localizaciones a menor profundidad, mayor deformación del terreno o aumento en los gases volcánicos asociados con el sistema magmático. Esto podría indicar procesos relacionados con el sistema hidrotermal, con manifestaciones en la superficie como aumento en la temperatura en las termas, formación de grietas y posibles explosiones freáticas. Es posible que tengan lugar terremotos de mayor intensidad.
- Evolución de los parámetros que muestran una mayor actividad superficial que podría progresar en un proceso eruptivo, lo que podría ser en principio de tipo freático, eventualmente evolucionando a una actividad freato-magmática y finalmente en actividad magmática.
Se recomienda a la población cercana que permanezcan atentos a las informaciones emitidas por las autoridades locales y que sean conscientes de la evolución de la actividad de este complejo volcánico.
Sé el primero en comentar