BAGDAG, IRAK.- Las críticas internacionales contra las restricciones migratorias del presidente de Donald Trump se multiplican. Numerosos países, incluyendo a aliados tradicionales de Estados Unidos, describieron las prohibiciones como divisivas y discriminatorias.
Gobiernos desde Londres a Teherán censuraron el decreto de Trump, que suspendió por cuatro meses el ingreso de refugiados a Estados Unidos y prohibió temporalmente la llegada de viajeros de Siria y de otros seis países de mayoría musulmana para, según Washington, proteger a los estadounidenses de atentados terroristas.
El decreto vetó la entrada de manera indefinida para los sirios. En Alemania, que ha recibido a gran cantidad de personas que huyen de la guerra en Siria, la Canciller Angela Merkel dijo que la lucha global contra el terrorismo no era excusa para las restricciones y no justifica poner a personas bajo una sospecha generalizada sólo por su origen o su fe religiosa, anunció su portavoz.
Merkel expresó esa preocupación a Trump durante un llamado telefónica ayer en la que le recordó que la Convención de Ginebra requiere que la comunidad internacional acepte a refugiados de guerra por razones humanitarias.
Partidos alemanes de diverso signo rechazaron el veto, y el ex presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz, candidato socialdemócrata a las elecciones generales germanas, dijo que Trump había roto “un tabú”, lo que dañará las relaciones transatlánticas, puntal tradicional de la política exterior alemana.
La posición de Merkel coincidió con la opinión de gobiernos en París y Londres. El presidente francés, Francois Hollande, fue uno de los primeros en reaccionar al advertir personalmente a Trump, en una conversación telefónica anoche, de que la defensa de la democracia implica el respeto de los principios en los que se sustenta, “en particular la acogida de los refugiados”.
“El terrorismo no conoce nacionalidades. La discriminación no es una respuesta”, expresó el Ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault. Mientras, su par británico, Boris Johnson, afirmó en Twitter que es divisivo y equivocado estigmatizar a alguien por su nacionalidad.
Mientras, el líder laborista británico, Jeremy Corbyn, fue más allá y exigió cancelar la visita de Trump al Reino Unido hasta que se levante la nueva medida estadounidense contra los musulmanes.
RECHAZO GLOBAL
En Suiza, el Ministro de Exteriores, Didier Burkhalter, declaró que la decisión de Trump va en la mala dirección, pues las medidas antiterroristas deben respetar los derechos fundamentales, así como el derecho internacional, y criticó la discriminación de los seres humanos en razón de su religión o de su lugar de origen.
En Bruselas, fuentes de la Comisión Europea (CE) aseguraron que la institución estudiará las consecuencias para los ciudadanos comunitarios de la nueva política migratoria de Estados Unidos, que también fue rechazada por el gobierno de Bélgica.
El Ministro de Exteriores de Irlanda, Charlie Flanagan, advirtió de que la política de Trump puede tener consecuencias a largo plazo, tanto en el ámbito humanitario como para las relaciones entre Estados Unidos y la comunidad musulmana mundial.
Junto con Siria, la prohibición estadounidense afecta a viajeros con pasaportes de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. Trump dijo que su decreto, que veta indefinidamente el ingreso de refugiados de Siria, no es una prohibición contra los musulmanes, pero que busca dar prioridad a cristianos que estén intentando escapar del país asediado por la guerra.
ÁRABES GUARDAN SILENCIO
Los aliados árabes de Washington, como los estados del Golfo Pérsico y Egipto, optaron por permanecer en silencio. El gobierno de Irak, que es aliado de Estados Unidos en la batalla contra los fundamentalistas del autodenominado Estado Islámico y tiene desplegados en su territorio a más de 5 mil agentes estadounidenses, tampoco hizo comentarios sobre el decreto.
Pero algunos miembros del parlamento iraquí dijeron que el país debía tomar medidas similares contra ciudadanos estadounidenses, tal como anunció Irán. Quien sí reaccionó fue Sudán, que expresó al embajador de Estados Unidos la molestia del gobierno de Jartum, y el ejecutivo de los rebeldes hutíes en el Yemen, no reconocido internacionalmente.
Para esta facción hutó ese paso constituye una ilegalidad y una ilegitimidad, pues Yemen no ha sido ni será una fuente del terrorismo, ni ha enviado ni enviará refugiados a Estados Unidos. A su vez, el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, expresó hoy su profunda preocupación por el veto, en especial el relativo a los refugiados sirios, que buscan un salvavidas para huir del conflicto en su país.
Abulgueit -que lidera el organismo del que son miembros seis de los países afectados, todos menos Irán- calificó las nuevas medidas de restricciones injustificadas y mostró su deseo de que Estados Unidos revise su postura.
El decreto de Trump firmado el viernes entró en vigencia de inmediato, lo que desató enojo y confusión entre los viajeros con pasaportes de los siete países afectados y hundió en el caos al sistema migratorio de Estados Unidos.
Grupos activistas y de derechos humanos, junto con políticos demócratas en el país, dijeron que pelearían contra las medidas.
En Teherán, el gobierno anunció acciones en represalia, pero hoy el Ministro de Relaciones Exteriores Mohammad Javad Zarif dijo en Twitter que los estadounidenses que ya contaban con visas de la república islámica podrían entrar sin problemas a Irán.
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