Jeff Bezos, la persona más rica del mundo, viajó en su propio cohete al espacio exterior este martes, un momento clave para una industria incipiente que busca hacer que la frontera final sea accesible para los turistas de élite.
La misión llega días después de que el fundador de Virgin Galactic, el británico Richard Branson, cruzara la frontera final del planeta, superando por poco al magnate de Amazon en el duelo espacial entre los dos multimillonarios.
Sin embargo, las miras de Blue Origin apuntaron más alto: literalmente en términos de la altitud a la que ascendió su nave reutilizable New Shepard, en comparación con el avión espacial de Virgin, pero también en sus ambiciones futuras.
La nave espacial de Bezos alcanzósu punto máximo a 106 km de altitud, lo que permitió a los miembros de la tripulación admirar la curvatura del planeta y el negro como la tinta del resto del universo.
El propulsor regresó de forma autónoma a una plataforma de aterrizaje justo al norte de su lugar de lanzamiento, mientras que la cápsula volvió a la Tierra en caída libre con tres paracaídas gigantes y, finalmente, un propulsor, para un aterrizaje suave en el desierto.
En su hazaña espacial, Bezos estuvo acompañado por su hermano Mark, un financista que dirige la Fundación Familiar Bezos y trabaja como bombero voluntario, pero destaca la presencia de la expiloto Wally Funk, quien a los 82 años se convirtió, con esta travesía, en la astronauta de mayor edad de la historia.
El otro afortunado para este paseo espacial es Oliver Daemenen, quien pasaó a ser el viajero espacial más joven de la historia, con 18 años.
Bezos fundó Blue Origin en 2000, con el objetivo de algún día construir colonias espaciales flotantes con gravedad artificial donde vivirán y trabajarán millones de personas.
Hoy, la compañía está desarrollando un cohete orbital llamado New Glenn y un módulo de aterrizaje lunar que espera contratar con la NASA.
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