Escuche mientras lee: “Bullet the Blue Sky”; de los tiempos cuando Bono era congruente y oráculo del clamor popular; genial óleo del patético engendro humano escupiendo al cielo: “U2”.
Cuando todo se negocia, absolutamente todo; hemos entonces perdido todo vestigio de decencia, decoro y sobre todo, del muy necesario Estado de Derecho.
Cuando todo se negocia, involucionamos peligrosamente, recostamos la cabeza sobre el brazo y esperamos nuestra propia extinción; declaramos el triunfo del débil, del ignorante, de la Bestia en todo su esplendor y el proceso de adaptabilidad de las especies, en el caso exclusivo del Ser Humano, se escurre por el caño cual líquida sangre recién salida del cuerpo inerte.
Negociar es arrodillarse ante el que no sabe hacer otra cosa que no sea violentar la paz del resto; es entregar de rodillas el arma cargada para que el infeliz sicario nos vuele la tapa de los sesos.
Entregar el poder a quien abiertamente pretende joder para enriquecerse, no sólo es un acto suicida, es un crimen de Lesa Humanidad. ¡YA BASTA!
Que el ex diputado que repartió entre las filas de Acción Nacional (PAN), cientos de millones de pesos del erario público; que la senadora de la República que toma por asalto la sede del Poder Legislativo en un estado por sus calzones y lucra con todo cuanto está a su alcance; que la presidenta municipal que ordena a la policía violentar manifestantes y luego al marido que los demande por oponerse a sus personalísimos intereses.
La otra presidenta que ordena ocurrencias y saqueos al erario público, que construye su emporio con dinero público; los policías que abiertamente se dedican a asaltar ciudadanos y a entregar nuestra información a la delincuencia organizada.
Que la otra presidenta municipal que fomenta la masiva inyección de lixiviados y todo tipo de contaminantes a los mantos freáticos, es decir, al Gran Acuífero Maya sólo para proteger a otra bestia peluda ignorante y sociópata dueño de la concesión para la recolección de la basura en Cancún, y fomentando también la masiva filtración de lixiviados a través del tiradero a cielo abierto que se dice “Relleno Sanitario de Cancún”, cuando incumple con la NOM-083.
O el terrible caso del director de Movilidad, la titular en la zona norte y sus inspectores que se ha documentado su colusión con la delincuencia organizada; el presidente municipal que sigue fomentando el cáncer entre los habitantes de Calderitas, igualito que en Cancún, Playa del Carmen, Tulum por la generación cotidiana de dioxinas furanos y otras peligrosísimas sustancias resultado del manejo de los RSU.
La impunidad ramplona de quienes aniquilan manglares, dunas marinas, el Gran Arrecife Mesoamericano y las autoridades que se los permiten y de todos ellos, trasciende La Bestia, el naquete sicario que deambula impune por las calles con el arma en ristre.
Dejarlos ser, dejarlos pasar como hubo sugerido Adam Smith, nos ha sumido en el terror, pero sobre todo en la impunidad.
Quienes nos declaramos fuera de esos actos de imbecilidad, sólo cruzamos los brazos y los dejamos hacer; no hacemos nada al respecto y cobardes, muy cobardes nos entregamos a desaparecer de la faz de un planeta que sólo se sacudirá para decretar nuestra extinción.
Quien crea ilusamente que “la pobre tierra colapsará”, sólo muestra su tremenda y patética ignorancia; no somos más que unos cuantos segundos de la historia de La Tierra.
Ciao.
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