CIUDAD DE MÉXICO. –Para poder jugar futbol, Maribel se cortó el cabello y se cambió de nombre. En su niñez, ella era Mario, y así la invitaban a jugar en los polvorientos llanos del Valle de Chalco. Su madre le escondía los zapatos de futbol y le decía que no era un deporte para mujeres.
En el pueblo de Xico, todos la conocían como Mario, hasta que una foto suya salió en el periódico al destacar como goleadora en una Olimpiada Nacional y, entonces, tuvo que aclarar que, para jugar futbol, se hizo pasar por hombre por dos años.
Cinco equipos de la Liga MX femenil se jugará en cuatro de los 11 estados de la República que han sido declarados con alerta de género por el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES)
Esta alerta incluye a los delitos que atentan contra la vida, libertad, seguridad e integridad.
De las mujeres en México, 67% han sido víctimas de violencia, pero ¿qué significa jugar futbol en zonas donde más de la mitad de las mujeres ha experimentado violencia en el hogar?
¿Está preparada la Liga MX Femenil para convertirse en una herramienta de cambio social?
Las barreras que se tienen que derribar
“Las futbolistas llevan toda la vida contracorriente”, explica Andrea Rodebaugh, entrenadora de las Xolas de Tijuana, una de las cinco estrategas mujeres que debutan en el torneo.
El Estado de México (Toluca), Michoacán (Monarcas), Veracruz (Veracruz) y Monterrey (Tigres y Monterrey), son los estados de la República que albergan a equipos de la Liga femenil y que desde el 2015 han emitido alerta de género contra las mujeres. Además, ciudades como Tijuana (Xolas), Torreón (Santos), Guadalajara (Chivas y Atlas) y León (León), son ciudades que aparecen en los últimos cinco años como las que más homicidios con violencia de mujeres registran. Es decir, 10 de los 16 equipos del torneo están en regiones donde las mujeres no tienen libertades y se violan sus derechos fundamentales.
“Me decían: tú no puedes, no debes jugar futbol. De alguna forma está cambiando, ese obstáculo ya se venció, la gran mayoría de la gente acepta el futbol femenil como un deporte para mujeres”, menciona la entrenadora de Tijuana.
Un país con rezago en equidad de género
El Observatorio Nacional Ciudadano define en diferentes categorías la alerta de género, en algunos casos no sólo tiene que ver con violencia, feminicidios, desigualdad y discriminación laboral; en ámbitos más arraigados, los sistemas de justicia y prácticas culturales impiden un pleno goce de derechos de las mujeres. Esa fue una de las razones por las que el Estado de México fue el primer territorio en el que se emitió la alerta de género, ya que en 11 municipios no existen condiciones de libertad, seguridad y las últimas cifras sobre equidad de género indican que 56% de las mujeres de 15 años en adelante sufrió algún tipo de violencia de pareja.
“Hace 20 años, a la mitad de las niñas no les daban permiso; ahora quizá sea menos, pero todavía hay a quien no dejan jugar. En la Liga MX Femenil la preocupación de los padres es cómo van a tener a una niña de 13 años con una mayor de 23 años. Van a viajar, van a estar en el mismo hotel, el pudor que se puede tener en un vestidor. A los que estamos en Liga nos va a tocar abrir puertas”, indica Gustavo Leal, entrenador del equipo femenil de Monterrey.
El entrenador indica que las expresiones machistas, sexistas y de tipo sexual no están tan presentes en los partidos de torneos femeniles, sobre todo porque el público que asiste a los juegos está conformado por los padres, hermanos, novios, familiares de las jugadoras.
No obstante, en el ámbito público, como las redes sociales o la vida estudiantil y laboral, las expresiones de tipo sexual o acoso pueden representar un problema mayor. En marzo de este año, el Congreso de Nuevo León aprobó tipificar como delito el acoso sexual, antes no había leyes que consignaran la práctica, y ahora las sanciones pueden llegar de seis meses a dos años de prisión.
“Esperemos que todos los días la sociedad esté consumiendo futbol femenil, así es como va a ser visto como algo común y corriente”, expresa Andrea Rodebaugh, sobre los beneficios que puede tener el torneo femenil a localidades donde la violencia y discriminación de género aún está arraigada.
Melissa Núñez fue la única mujer de su generación en la Escuela de Directores Técnicos. Desarrolló programas de futbol femenil en universidades de Puebla, pero nunca dejó de buscar una oportunidad para “convertirse en la primera mujer en entrenar a un equipo de Liga de Ascenso, de Primera División”, confesó a ESPN. Ese objetivo encontró un obstáculo, cuando alguien le hizo una insinuación sexual a cambio de puesto en un equipo varonil.
Melissa entrenará al equipo de una localidad donde los delitos sexuales son los segundos que más se denuncian. Del 2000 al 2015 se presentaron 27,221 casos, según el Informe de Alerta de Género de Veracruz, emitido por el Inmujeres. Este es el panorama social de las futbolistas que este fin de semana arrancan el sueño que por muchos años persiguieron las mujeres, un torneo oficial de mujeres. (Fuente: El Economista)
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