Un año después de haber estado a punto de hacer implosionar al fútbol europeo, el efímero proyecto de la Superliga europea llega el lunes y el martes al Tribunal de Justicia europeo (CJUE).
Al querer imponer sanciones a los clubes “rebeldes” que habían ideado ese proyecto de torneo privado al margen de las estructuras existentes, ¿Pudo haber la UEFA abusado de su “posición dominante” como organizadora actual de la Champions League, la Europa League y la Conference League?
Esa cuestión, sometida el año pasado al CJUE por un juez de Madrid, es la que debatirán en el inicio de la nueva semana los magistrados de Luxemburgo, antes de tomar una decisión, esperada para finales de 2022 o principios de 2023.
La batalla de la Superliga puede parecer obsoleta para muchos, ya que el proyecto apenas estuvo realmente en pie un par de días tras anunciarse en abril de 2021, ya que la gran oposición encontrada en distintos ámbitos hizo que la mayor parte de los clubes implicados dieran rápidamente marcha atrás y abandonaran la idea.
Sin embargo, hay tres clubes (Real Madrid, FC Barcelona y Juventus) que se niegan a dar por enterrado el proyecto. Los otros nueve inicialmente inmersos en la aventura renunciaron y otros gigantes de Europa, como el Bayern Múnich o el París Saint Germain, nunca llegaron a formar parte del motín.
La UEFA, que dictó sanciones financieras leves a los nueve clubes “arrepentidos”, suspendió por su parte el expediente disciplinario contra los tres que persisten en la idea, a la espera de que concluya el procedimiento judicial.
Real Madrid, Barça y Juventus se exponen en un futuro a sanciones de importancia en un pulso que la UEFA considera muy importante, ya que el fantasma de una posible competición privada competidora con los torneos existentes es una cuestión de la que se ha hablado durante años, sin concretarse de manera clara hasta el anuncio de la Superliga en abril del año pasado.
Apoyada por la FIFA, la UEFA había amenazado con excluir de las competiciones internacionales a los jugadores participantes en una Superliga europea, un arma disuasiva de gran severidad y que el tribunal podría analizar.
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