Siempre está acompañada de velas y flores, de los colores patrios, como haciendo un guiño a los momentos históricos en los que se le pedía protección
CIUDAD DE MÉXICO.- A la medianoche estallan los juegos pirotécnicos y se cantan “Las Mañanitas” a la Virgen de Guadalupe. Entre la fiesta está el murmuro de los rezos, las peticiones a una imagen religiosa como alguna vez lo hicieron los insurgentes de Hidalgo y los revolucionarios de Zapata.
Pero la Virgen tiene, además, sus altares en carreteras, bajo puentes, en mercados y en hogares. Siempre está acompañada de velas y flores, como también de los colores patrios haciendo un guiño a los momentos históricos del país en los que a esta imagen se le pedía protección.
El historiador José María Muri señala que en todas las confrontaciones siempre se recurre a elementos simbólicos y se invoca la ayuda de algún elemento sobrenatural para tratar de salir mejor librado.
“La Virgen de Guadalupe no siempre tuvo el arraigo que tiene ahora. Durante la época colonial hubo franciscanos a los que les molestaba la presencia de la Virgen morena en el altar, querían arrinconarla, pero fue cobrando fuerza”, expresó el doctor en historia.
“Hidalgo, quien tenía un sentido bastante aguzado de la demagogia y el manejo de las masas, echó mano de la Virgen de Guadalupe, en el fondo fue la primera que se encontró en Atotonilco, y es simbólico que en la primera lucha en contra de la explotación de España, enarbola la imagen de la Virgen”.
José Hernández, investigador de culturas populares, señala que después de la Independencia, la Virgen de Guadalupe es nombrada Reina de México y Emperatriz de América, y es a partir de ahí que los colores de la bandera van a ser aplicados a los altares.
El verde, blanco y rojo rodean a la Guadalupana bajo el puente de Periférico y Mariano Otero, o las que se observan junto a la caja registradora o al fondo de locales del Mercado de las Flores.
“Si no nos ayudara, simplemente nadie la tendría en sus locales”, opina un comerciante.
Por sus apariciones emblemáticas en la historia nacional, a la imagen se le dio una connotación política y de resistencia social en la construcción de una identidad nacional, dice el sociólogo Alfredo Rico Chávez
Más que ningún otro elemento, la Virgen de Guadalupe representa la fusión de dos cosmovisiones, la de los indígenas y españoles, puntualiza Rico.
Estratégicamente, continuó, los evangelizadores construyeron su iglesia a partir del mito de Juan Diego.
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