QUITO, ECUADOR.- Un ayudante empuja la silla de ruedas en la que se moviliza el candidato oficialista a la presidencia de Ecuador, Lenín Moreno, quien perdió la movilidad en sus piernas hace casi dos décadas, hacia una tarima frente a cientos de sus seguidores.
Detrás de él, una mujer interpreta rápidamente sus promesas de ayuda para madres solteras, jóvenes y ancianos en lenguaje de señas, mientras simpatizantes con discapacidad física animan al político de izquierda alrededor del podio.
Moreno, de 63 años, quien perdió la movilidad en sus piernas después de recibir un disparo en su espalda durante un asalto en 1998, ha hecho visible el problema de la discapacidad en el país, lo que le ha permitido granjearse un gran apoyo popular.
El ex vicepresidente y enviado especial a las Naciones Unidas para Discapacidad y Accesibilidad prometió impulsar el empleo y las prestaciones sociales para personas con necesidades especiales.
Si gana la presidencia, sería un inusual jefe de Estado en silla de ruedas y uno de los líderes más destacados con discapacidad desde el presidente estadunidense Franklin D. Roosevelt, quien tuvo que usar una silla de ruedas por causa de la poliomielitis hasta su muerte en 1945.
Durante su gestión como vicepresidente, entre 2007 y 2013, Moreno ayudó a crear una base de datos de personas con discapacidad para brindarles ayuda médica, entregó un estipendio mensual de 240 dólares a las familias que cuidan a una persona con discapacidad y habilitó un programa de préstamos para pequeños empresarios.
Para las cerca de 400 mil personas que padecen algún tipo de deficiencia, Moreno es nada menos que un héroe.
“Él nos abrió las puertas y nos sigue abriendo las puertas”, dijo Gina Ruiz, una simpatizante de 52 años que asistió la noche del miércoles al último mitin de Moreno en el sur de Quito.
Ruiz se vio obligada a retirarse de su trabajo como maestra cuando contrajo polio, una enfermedad que finalmente la dejó imposibilitada de caminar. Pero gracias a un microcrédito abrió una compañía de taxis que ahora emplea a unas 20 personas.
“Ahora el resto de mis compatriotas van a tener estas oportunidades”, agregó Ruiz en su silla de ruedas.
Nacido en la amazonia ecuatoriana en una familia de maestros, Moreno tuvo un largo y difícil proceso de recuperación después de que ladrones lo atacaron mientras salía de una panadería. Luego decidió “seguir viviendo” y escribió una decena de libros de motivación, entre ellos “Ríase, no sea enfermo”.
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