CHETUMAL, Q. ROO.– La cacería furtiva y venta ilegal de los monos que habitan en nuestros bosques es sólo una de las causas que han puesto en alguna categoría de riesgo a las tres especies que viven en México. Dos de ellas en Peligro de Extinción. El mono aullador negro, el aullador de manto mexicano y el mono araña (con sus dos subespecies) luchan día a día también contra la acelerada destrucción y fragmentación de sus hábitats, los estragos del cambio climático y hasta con atropellamientos.
A pesar de los avances de la primatología mexicana, los resultados prácticos en la conservación de estos animales aún son pocos y el reto, cada vez mayor. De acuerdo con un documento editado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Asociación Mexicana de Primatología A.C. (AMP), y la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp); en el que se enlistan las Prioridades para la Conservación de los Primates en México “sus poblaciones están gravemente amenazados dentro y fuera de las áreas protegidas, [a pesar de que] desempeñan un papel ecológico clave en la regeneración de nuestras selvas y pueden traer beneficios económicos en comunidades rurales”.
El avance en su conservación resulta opaco a pesar de que los tres primates mexicanos están catalogados como especies protegidas por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y han sido declaradas especies prioritarias para su conservación en México. El último esfuerzo oficial se realizó en el año 2012, con la creación de un Programa de Acción para la Conservación de las Especies de primates (PACE), en colaboración con expertos en la materia.
LOS AVANCES
Víctor Arroyo–Rodríguez, Doctor en ciencias y miembro de la AMP por más de diez años, fue uno de ellos. Él explica que este programa constituye “un avance muy importante, pues en él se establecieron las directrices y estrategias a seguir para la conservación de las especies”. Entre estas, se encuentran: generar información que permita identificar las áreas de distribución prioritarias, desarrollar y promover investigaciones científicas y de divulgación, y evaluar el estado actual de las poblaciones silvestres de primates y su hábitat así como el efecto de las acciones de conservación y sus amenazas.
Es un buen programa, indica Arroyo, pero desde su creación hasta estos días, es muy difícil identificar con claridad los avances: “De hecho, una de las acciones que se propuso fue el monitoreo de las poblaciones, pero por cuestiones logísticas y asuntos económicas no se ha podido desarrollar”. Con dicho monitoreo, los científicos y conservacionistas tendrían una idea clara del estado de los primates mexicanos.
“Nunca ha habido un programa de monitoreo a largo plazo –continúa el científico–. Sí sabemos dónde se distribuyen y que se ha reducido su ámbito de distribución, pero no podemos ubicar puntos rojos en los que están desapareciendo. Aunque ya se identificaron las áreas prioritarias para la conservación de los primates”.
QUINTANA ROO Y YUCATÁN POSEEN EL 25%
Como otros animales que son prioritarios para conservar en nuestro país, los primates son considerados animales de gran valor socioeconómico y cultural, así como de importancia internacional. Son valoradas como especies claves, indicadoras y sombrilla.
Una especie sombrilla es aquella que cuando se conserva, permite no sólo recuperar a sus poblaciones en riesgo, sino también las de otras que comparten su hábitat (tanto animales como vegetales) y que cumplen una función importante en su ecosistema. En este caso, los primates cumplen funciones ecológicas fundamentales para la permanencia de los bosques tropicales, hogar de la mayor variedad de especies en el país.
De acuerdo con el PACE de primates, éstos son “excelentes dispersores de semillas, por lo que contribuyen al mantenimiento de la diversidad arbórea y la estructura de los bosques y, por otro lado, al requerir áreas relativamente grandes en buen estado de conservación, los monos araña y aulladores pueden considerarse como especies indicadoras que ayudan a la formulación de estrategias de conservación y a su monitoreo en áreas boscosas donde mantienen aún poblaciones saludables”.
No obstante su gran importancia, día a día se enfrentan a diferentes amenazas. Los retos para su conservación “son los comunes a los que se enfrenta la biodiversidad en general –explica el Dr. Arroyo– Son acciones para conservar y creación de más reservas. Es que los biólogos trabajen en conjunto con la gente dueña de los territorios en que se distribuyen. Es el uso indiscriminado de recursos. Es el capitalismo. Es tumbar selvas para plantar cultivos con un uso poco eficiente de la tierra. Es la destrucción y fragmentación de su hábitat. Es el cambio climático…”
El científico agrega que la legislación es ineficiente e insuficiente en materia de protección a los bosques, en el sentido de que existe, pero no se practica.
Para conservar, dice, “necesitamos un uso mucho más productivo de los sistemas agrícolas y ganaderos de manera que podamos dedicar muchas más áreas a la conservación, necesitamos trabajos de concientización para que la gente comprenda las necesidades de las especies y entonces conserven sus bosques, además, los biólogos necesitamos aprender a trabajar con la gente”.
Necesitamos voluntad. Sostiene: “Se necesita voluntad política, porque sin esta no podemos hacer mucho y, aunque lamentablemente obtener voluntad política es una cosa muy complicada en un país tan corrupto. Necesitamos voluntad de la gente y un poco más de empatía, porque mucha de la que está en las zonas urbanas está totalmente desligada de este ambiente natural y cree que no depende de él, pero no es así…
En el caso de las comunidades dueñas de los territorios en que los monos habitan, Arroyo indica que su papel es fundamental, pues la conservación no sería posible sin su colaboración. “La mayoría de los monos habitan en paisajes fragmentados, rodeados por pueblos que son principalmente terrenos ejidales. Así que la colaboración de sus habitantes es imprescindible”.
“En México, a la gente le gusta los primates, y creo que hay mucha empatía con ellos. Es necesario que existan trabajos de concientización para cuidar las selvas que habitan, pues en definitiva, su principal amenaza es la destrucción y fragmentación de su hábitat”, señala.
Fuente: SinEmbargo
Sé el primero en comentar