>Tradicionalmente, el manejo de los residuos en el estado de Quintana Roo y en especial en la zona norte se caracterizan por violentar las leyes en la materia. En el caso del Covid, la situación es alarmante
CANCÚN, QUINTANA ROO.- Sumado al grave manejo de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) en los municipios de Quintana Roo, debido a la sistemática violación a la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003, recientemente se suma la muy complicada observancia de lo dispuesto por la NOM-087-ECOL-SSA1-2002 relativa a la generación, manejo y disposición final de los Residuos Peligrosos Biológico Infecciosos (RPBI).
La pandemia del virus SarsCov2 genera muchas más complicaciones al manejo de los residuos en Quintana Roo que se encuentra muy alejado del concepto Gestión Integral de los Residuos.
Desde el simple cubrebocas saturado de esputos (escupitajos), fluido nasal, flemas; pañuelos faciales, guantes, instrumental médico, residuos de cartón y plástico que contuvo medicamentos, no siempre se generan en hospitales y consultorios médicos, es en los hogares en donde se generan una buena cantidad de estos.
Según estudios científicos, los enfermos de Covid, suman cotidianamente hasta 5 kilogramos por persona de desechos peligrosos RPBI.
EL MANEJO DE RESIDUOS
Las consecuencias más graves respecto al manejo de los residuos en general, se focalizan en las áreas más densamente pobladas de Quintana Roo, es decir, en los municipios del norte (Isla Mujeres, Benito Juárez, Puerto Morelos, Solidaridad, Cozumel, Tulum), y en el sur, Othón P. Blanco y Bacalar.
Las leyes en materia de residuos, determinan claramente la responsabilidad que compete a cada uno de los niveles de gobierno; no obstante, el incumplimiento de los municipios, genera caos en las responsabilidades estatales y federales, toda vez que, como ocurre hoy mismo, los municipios reciben todo tipo de residuos en sus “rellenos sanitarios”, incumpliendo con las normas oficiales mexicanas NOM-083-SEMARNAT-2003 y NOM-087-ECOL-SSA1-2002.
LOS PATÉTICOS ANUNCIOS MUNICIPALES
Recientemente, el Ayuntamiento de Benito Juárez, a través de Miguel Ángel Centeno Cortez, presidente de la Comisión de Obras y Servicios Públicos, anunció que, desde el inicio de la pandemia, dispone de una celda emergente para la disposición final de desechos relacionados con el Covid-19.
Agrega el comunicado que únicamente se hizo público a través de los medios de comunicación que, “para cuidar la salud de los trabajadores encargados de la recolección de basura, pidió que en los hogares se haga una separación de basura relacionada con el Coronavirus, por ejemplo, servilletas para limpiar la nariz, cubrebocas, pañuelos, guantes, toallas, etcétera; a estas bolsas hay marcarlas con un plumón color negro con la leyenda “desechos sanitarios”.
¿Marcas con plumones negros para bolsas que generalmente son de color negro? La improvisación de la autoridad evidencia la gravedad del caos en torno del manejo de los Residuos Peligrosos Biológico Infecciosos (RPBI) para cada uno de los ayuntamientos.
Tradicionalmente, en cada entrega en la que hablamos de los “rellenos sanitarios” usamos comillas, toda vez que ninguno de los que se encuentran en funcionamiento en el estado de Quintana Roo cumplen con las disposiciones de la NOM-083-SEMARNAT-2003, por lo que dejan de ser “rellenos sanitarios”, para convertirse en TIRADEROS A CIELO ABIERTO, los cuales, con base en las leyes ambientales mexicanas, son ilegales.
Los problemas más comunes que generan estos Tiraderos, son la filtración a los mantos freáticos de todo tipo de contaminantes, toda vez que en Quintana Roo, en ningún caso se vigila que lo que se dispone en esos sitios sean Residuos Sólidos Urbanos (RSU) o De Manejo Especial (RME), es decir, que no contienen Residuos Peligrosos (RP) o Peligrosos Biológico Infecciosos (RPBI).
LOS NÚMEROS DE LA GENERACIÓN DE RPBI
Un paciente enfermo de Covid-19 genera 2.2 kilogramos de residuos hospitalarios, aunque algunos investigadores apuntan que para América Latina (AL), el promedio de generación es de entre 3 y 5 kilogramos y de ello, entre el 5 y el 8 por ciento es RPBI.
La fórmula consiste en multiplicar esos resultados. Para el caso que nos ocupa, una cifra oficial de fecha 9 de agosto cuando se registraban 480 mil 278 casos acumulados, ello se traduciría en 1 mil 56 toneladas de residuos hospitalarios.
De estas 1056 toneladas, el 8 por ciento correspondería a residuos peligrosos catalogados como RPBI, es decir, 84.48 toneladas, 84 mil 480 kilogramos generados tan sólo el 9 de agosto.
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