Por Adriana Olvera
Cancún.- En caminos de terracería y puntos donde empresas de construcción acostumbran a tirar escombros, hay “patrullas verdes” vigilando, pero no para evitar la contaminación de la ciudad, sino para extorsionar a quienes sorprendan y acordar una cuota mensual para continuar con esta destructiva actividad.
Detrás de esta red de extorsiones y de pago de cuotas está Franntz Johann Ancira Martínez, director de la paramunicipal Solución Integral de Residuos Sólidos (Siresol), hombre de entera confianza de la actual presidenta municipal Ana Patricia Peralta de la Peña.
Cabe recordar que el mismo día en que Ana Patricia Peralta de la Peña asumió el cargo de presidenta municipal, como suplente, fue cuando Franntz Ancira Martínez fue designado como director de Siresol.
Se trata de un nombramiento clave, pues a través suyo se controla el millonario negocio de la basura, operado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Sin embargo, los más de 300 millones de pesos que se le pagan a la empresa recolectora de basura, ligada a este partido, no era suficiente, por lo que rápidamente, se recurrió a corromper a las recién estrenadas “patrullas verde”.
Así, personal de Siresol acompañan a agentes de la Policía Municipal, con la finalidad de amenazar con detener y multar a las empresas constructoras o comercios por arrojar desechos en la vía pública, para después llegar a un “acuerdo” sobre el dinero que deberán entregarles mensualmente a la mano.
Las patrullas verdes ya saben quiénes están cumpliendo con sus pagos y que, por lo tanto, tienen impunidad para tirar su cascajo o basura en los tiraderos clandestinos que tanto abundan en Cancún, por lo que se mantienen en vigilancia únicamente por nuevas “víctimas” para ser extorsionadas y sumadas a este esquema de cobranza.
En días pasados, dos albañiles fueron detenidos por una “patrulla verde” en el Arco Norte, por trasladar escombros; sin embargo, al poco tiempo fueron liberados, pues el personal de Siresol ya había llegado a un acuerdo con sus jefes.
El resultado es una ciudad ahogada en basura, con beneficios directos para Siresol y, se presume, para la propia Ana Paty Peralta de la Peña.

















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