Claudia Serran es una acompañante terapéutica que al inicio de la pandemia de COVID-19, tenía que someterse a pruebas de hisopados diarios para ir a su trabajo.
El pasado mes de agosto, la joven se practicó una prueba mas en un hospital privado que le provocó una infección, causando que perdiera el cartílago de la nariz que divide las fosas nasales.
Claudia denunció que sufría molestias, además de que presentaba sangrado “gelatinoso constantemente” y se le estaba brotando la cara.
Sin embargo, al obtener la prueba PCR negativa, Serran volvió al trabajo y aunque presentaba 4 o 5 centímetros de dilatación aproximadamente, le dijeron que no era urgente.
Presentó anemia crónica
Luego de cuatro meses, el cartílago desapareció, “no tengo el cartílago que tiene normalmente la nariz. Llegué a tener 18 mil glóbulos blancos, con una anemia crónica, se me habían reventado todas las venas y soy alérgica a la penicilina, dijo Claudia, además de que le lastimaron los brazos por tanto antibiótico.
La cirugía de reconstrucción nasal tiene un valor aproximado de 200 mil pesos argentinos, unos 40 mil pesos mexicanos y de no practicársela podría perder la vida, ya que el doctor le advirtió que la infección podría subir al cerebro.
Claudia compartió su caso en su cuenta de Facebook y explicó la cirugía de otorrinolaringología que necesita.
“Necesito una reconstrucción de cartílago, mi nariz está indefensa, por lo tanto mi sistema está bajo. En esta pandemia es una urgencia”, escribió.
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