Ante el confinamiento en casa y el trabajo en casa el uso de videollamadas se ha vuelto tremendamente popular.
Sin embargo la psicología ha comenzado a descubrir que este tipo de interacción está provocando un nuevo cuadro que llaman: “Fatiga por Zoom”.
El doctor Paul Penn de la Facultad de Psicología de la Universidad de East London en Reino Unido y autor del término, explica en su obra “La Psicología del estudio efectivo”, las consecuencias en el ser humano al solo depender de las videollamadas.
El doctor asegura que uno de los grandes problemas de este tipo de comunicación puede volverse fastidiosa debido a que en la comunicación digital las señales no verbales.
Tales como las expresiones faciales, trayectoria de la mirada o gesticulación a menudo están ausentes o distorsionadas, lo que contribuye a que la comunicación sea más difícil.
El efecto es que la comunicación es más tediosa que la que se hace cara a cara ya que la comunicación sutil y no verbal es mucho más difícil cuando se chatea en línea porque las señales de conversación se distorsionan, y mientras más personas participan en el chat, más difícil se vuelve.
Esto genera una situación de estrés y cansancio que el doctor Penn llamó “Fatiga por Zoom” además sostiene que predisponerse para estar con “tu mejor cara o vestimenta”, hace que se pierda espontaneidad.
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