Permafrost. Una palabra poco conocida que preocupa – y mucho- a los expertos. Se trata de una capa de hielo que está permanentemente congelada. Este suelo, que supone el 20% de la superficie terrestre, se está descongelando a una velocidad mayor a la que los propios científicos habían pronosticado. “No hay ningún experto que pueda concretar cuánto tiempo nos queda”, advierte Maxime Renaudin, fundador de la plataforma de reforestación Tree-Nation, en unas declaraciones recogidas por el diario 20minutos.
El deshielo de esta superficie podría liberar virus que llevan congelados miles de años y para los que el ser humano no tienen ninguna inmunidad, advierte Renaudin. Según explica el experto, los virus suponen una amenaza para el ser humano porque son capaces de despertar después de mucho tiempo: “Son multirresistentes”. Además, como se ha podido comprobar con el COVID-19, la peligrosidad de estos microbios también reside en el desconocimiento que hay sobre muchos de ellos: en enero de este año, un equipo de investigadores detectó 33 virus en un glaciar de China, 28 de ellos eran desconocidos.
A pesar del desconocimiento del problema, lo cierto es que ya se han dado casos. En 2016 una intensa ola de calor dejó al descubierto en el Círculo Polar Ártico los restos de un reno que había fallecido por ántrax hace 75 años. El microorganismo infectó el suelo, el agua y los alimentos ocasionando la muerte de un niño de doce años. Además, una veintena de personas estuvieron hospitalizadas a causa de la bacteria.
Además de la emersión de antiguas enfermedades infecciosas, la desaparición del hielo del permafrost ocasiona la fuga de “las reservas más grandes de metano que hay en el mundo”, explica Renaudin.
METANO: 20 VECES MÁS POTENTE QUE EL CO2
El metano es el tercer gas de efecto invernadero más importante en la atmósfera, después del vapor de agua y el dióxido de carbono. A pesar de presentar concentraciones más bajas que el CO2, el metano es 20-28 veces más potente. Es decir, cantidades más pequeñas son capaces de ocasionar impactos desproporcionados en las temperaturas de la atmósfera.
Así lo ratificó un estudio realizado en 2019 por un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Bristol. Los científicos acamparon durante tres meses junto a la capa de hielo de Groenlandia para investigar el agua del deshielo. Gracias al empleo de sensores novedosos, pudieron observar que el metano provenía de debajo del hielo y que además, sólo desde allí se liberaron un total de seis toneladas de este gas.
Dada la gravedad del asunto, organizaciones ecologistas como Greenpeace o Tree-Nation claman a los Gobiernos medidas urgentes: “Si no hacemos nada, el coste del cambio climático será cien veces superior al de invertir en solucionarlo”, alerta el fundador de la plataforma ambientalista. Renaudin propone una solución: “Declarar un estado de emergencia”, que incluya medidas contra la deforestación y la reducción de emisiones y que impulse la repoblación de los bosques al mismo tiempo que contribuya a la educación de la sociedad en este campo.
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