Obispos en Chilpancingo, capital de Guerrero, lograron un acuerdo de paz para que Los Tlacos y Los Ardillos frenen los ataques en la ciudad, paralizada desde hace semanas por asesinatos de transportistas y amenazas que han llevado al cierre de negocios y escuelas.
Al ser entrevistado por Milenio, el padre Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos ‘Minerva Bello’, dijo que los obispos dialogaron con criminales, quienes accedieron a respetar negocios que cada bando tiene en Chilpancingo.
La negociación entre obispos y miembros del crimen organizado permitió que el servicio de transporte público -paralizado desde el pasado 5 de febrero se reanudara en la zona.
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