EL VATICANO.- El papa Francisco aceptó la renuncia presentada por el obispo de Osorno, Juan Barros; de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero, tras el escándalo en Chile por la falta de transparencia de la Iglesia en la gestión de casos de abusos sexuales a menores.
Las renuncias se producen después de la investigación que ordenó el Papa en Chile y que corrió a cargo del obispo maltés Charles Scicluna.
El pasado mayo, el papa Francisco mandó llamar a 34 obispos chilenos al Vaticano, quienes presentaron su renuncia en bloque tras reconocer que habían cometido “graves errores y omisiones”.
Ahora, el Papa ha aceptado por el momento las renuncias de estos tres religiosos chilenos y ha nombrado administradores apostólicos “sede plena” en las tres diócesis.
Francisco ha nombrado en estas tres diócesis a un administrador apostólico “sede plena”: En Puerto Montt (sur) ha designado a Ricardo Basilio Morales Galindo; en Valparaíso (centro), a Pedro Mario Ossandón Buljevic; y en Osorno (sur), a Jorge Enrique Conchua Cayuqueo, los dos últimos son obispos auxiliares de Santiago de Chile.
Según el Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos ‘Apostolorum Successores’, “en circunstancias particulares la Santa Sede puede, de manera extraordinaria, disponer que en una diócesis sea nombrado un administrador apostólico sede plena”.
En tal caso, el obispo diocesano colabora, en cuanto le compete, al pleno, libre y sereno cumplimiento del mandato del administrador apostólico”, se explica.
En Chile, estas renuncias se producen después de los escándalos por abusos a menores por parte de religiosos y la falta de transparencia en la Iglesia católica en su gestión.
A principios de mayo, el Papa recibió en el Vaticano a Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, tres víctimas de Karadima que en los últimos tiempos han luchado para que se haga justicia.
Francisco les pidió perdón en nombre propio y de la Iglesia, y ellos a su vez le solicitaron que esas palabras se transformaran en “acciones ejemplares” para acabar con la pederastia.
Este mes, Francisco volvió a abrir las puertas de su residencia, Casa Santa Marta, para reunirse con otro grupo de víctimas de abusos en su infancia.
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