El pez diablo lleva quince años como uno de los mayores depredadores del ecosistema acuático del sur de Tamaulipas.
Les quitó a pescadores su sustento y se adueñó del ecosistema acuático porque, comiéndose sus huevecillos, empezó a acabar con las especies de mayor demanda y consumo en los ríos Pánuco, Tamesí y el sistema lagunario.
Los pescadores, al recoger sus redes, 80% de lo extraído era pez diablo y tan solo un 20% robalo, tilapia, catán, lisa, carpa y lobina, cuya reproducción se veía frenada por el depredador.
Aquellos que se quedaron, se cansaron de esperar que la autoridad resolviera la invasión del exótico pez y optaron por dejar de verlo como una amenaza, para convertirlo en una oportunidad de negocio.
En Altamira Tamaulipas el comerciante de pescados y mariscos Ignacio Ramírez, comenta que el pez diablo capturado se lleva a Tampico y de ahí se traslada hacia Aguascalientes, Monterrey, Guadalajara, Querétaro y Guanajuato, en donde se encuentran las empresas que lo convierten en nuggets y hamburguesas.
“Se decía que por su coraza no era un producto que se pudiera aprovechar, pero ahora ya le encontramos maquila, lo llevamos a otros estados en donde se hacen nuggets, hamburguesas y hasta ceviche, se ha aprovechado bien”.
Hace cinco años, una escuela de gastronomía de Tampico ofreció una degustación de platillos a base de pez diablo, para demostrar que la especie era apta para consumo humano y muy benéfica para la salud porque contiene omega 3 y 6.
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